Intimidada a amar/C4 Capítulo
+ Add to Library
Intimidada a amar/C4 Capítulo
+ Add to Library

C4 Capítulo

Despierto al sonido de la alarma. Busco el teléfono en la mesita de noche y apago el despertador. Me levanto de la cama, reuniendo toda mi energía, y me dirijo directamente al baño para alistarme para el viaje de hoy. Tengo la corazonada de que será divertido.

Después de salir del baño, me acerco al armario para escoger mi atuendo. Opto por un suéter negro, vaqueros gris tormenta, zapatos planos negros y un bolso a juego con mis gafas de sol. Prefiero viajar con comodidad. Bajo a la cocina para prepararle el desayuno a mamá. Hoy tendré que contarle que me dirijo al único lugar que me ha prohibido visitar. Ignoro sus motivos, pero espero que no se moleste.

Entro en la cocina y saco los ingredientes del armario. Mezclo harina, huevo y leche con un toque de azúcar. Estoy a punto de comenzar con las tortitas cuando mamá aparece bajando las escaleras, irradiando felicidad. Me da un beso en cada mejilla antes de sentarse y lanzarme la pregunta para la cual me he estado preparando, con la esperanza de que no se enfade conmigo esta mañana.

"¿A qué se debe la maleta en medio de mi pasillo?", pregunta mamá desde uno de los taburetes de la cocina.

"Mamá, quería habértelo dicho ayer, pero llegué tarde y ya estabas dormida. Tengo que hacer un viaje de negocios esta mañana".

"¿Y se puede saber a dónde te diriges?"

"Mamá, voy a Sicilia. Sé que me has prohibido ir allí por razones que solo tú conoces. Pero ayer me pagaron 5000 dólares y si sigo en la empresa, podré juntar lo suficiente para tu operación. No quiero correr el riesgo de discutir con mi jefe, así que te suplico que me dejes ir a Sicilia, por favor", le digo con una mirada suplicante.

"Tenía pensado prohibírtelo, pero veo en tu rostro que no aceptarás un no por respuesta. Así que ve a Sicilia, pero por favor, mi amor, regresa sana y salva."

"Lo haré, muchas gracias. No te arrepentirás. Te amo," le digo a mamá mientras le doy un beso en cada mejilla.

"Espero no arrepentirme y yo también te amo."

Me acomodo en el sofá a la espera de Enzo. Tomo mi teléfono para ver qué ocurre en el mundo. Reviso E-News para estar al tanto de los últimos chismes, y ¡qué sorpresa me llevo al ver que el titular es una foto de mi jefe y yo! Se lee: "El señor Lorenzo Costanzo lució apuesto con su hermosa cita. Aún estamos por descubrir su nombre o cualquier detalle sobre ella."

¡Dios mío! Enzo va a enfurecer si ve esto después de lo que dijo anoche en el coche. Fue muy claro al afirmar que jamás querría una relación con alguien como yo. Debo encontrar la forma de que no se entere.

Escucho un golpe en la puerta. Me levanto para abrir y allí está Enzo, con una sonrisa complaciente dibujada en su rostro.

"Buenos días, Bella."

"Buenos días, señor," respondo, deseando que no luciera tan atractivo como se ve. Viste una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, pantalones grises, zapatos marrones y sus gafas de sol puestas. Tan irresistible como siempre. Sería mucho más sencillo si no me sintiera tan atraída por él.

"¿Lista, Bella?"

"Sí, ya estoy. Pasa mientras tomo mi bolso y luego podemos partir." Digo mientras entro, abrumada por los pensamientos que me asaltan. Preocupada por cómo será este viaje, si Enzo será amable o si me ahogará en tanto trabajo que no me permitirá disfrutar de Sicilia mientras estemos allí. Ojalá sea lo primero.

Al entrar al salón, veo a mamá y a Enzo conversando y riendo como si se conocieran de toda la vida, lo que me resulta extraño.

"Mamá, me voy. Adiós, te amo, no te estreses demasiado y recuerda tomar tus medicamentos." Le digo mientras le beso las mejillas antes de salir por la puerta con Enzo.

Salimos y nos subimos a su Range Rover blanco. En el trayecto al aeropuerto, tomo mi libro para leer y distraerme antes de llegar. Justo cuando la trama se pone interesante, escucho que alguien dice mi nombre y me arranca de mis pensamientos.

"¿Qué lees que es tan interesante como para que tenga que llamarte tres veces?"

"¿Eh?"

"No me des 'eh'. Cuéntame de qué trata ese libro que te tiene tan absorta", dice Enzo, despertando mi curiosidad con su interés repentino.

"Ah, lo que leo. Es una novela titulada 'El amor te encuentra'. ¿Te interesa saber de qué trata?" Me pregunto por qué lo pregunta. ¿Desde cuándo le importa lo que hago? Considero la idea de hablarle del libro para experimentar cómo es conversar con él.

"Claro, ¿por qué no? Parece que es lo único que te importa en este momento."

"Es la historia de un hombre que está perdidamente enamorado de una mujer, pero no sabe cómo mostrar sus sentimientos. El motivo es que de joven presenció cómo su padre asesinaba a su madre. Desde entonces, dejó de creer en el amor hasta que la conoció a ella. Le cuesta mucho expresar lo que siente, pero cuando lo hace, es de una manera tan romántica que resulta encantador", explico con entusiasmo mientras hablo del libro.

Estoy a punto de contarle sobre la parte que estoy leyendo cuando el coche se detiene bruscamente. Al asomarme, veo un avión impresionante y hermoso. Bajo del coche para contemplar el avión más grande que jamás he visto. Aunque la única vez que había visto uno fue cuando mamá y yo viajamos a España para visitar a mis abuelos, y aquel avión no se comparaba con el que tengo enfrente.

"Guau, es gigantesco, ¿es tuyo?"

"Sí, y tengo otros cinco", responde él con una sonrisa burlona.

"Vamos, subamos", dice Enzo mientras se dirige hacia el avión.

"Guau, me imagino que hay mucho sobre ti que desconozco."

"Hay tantas cosas sobre mí que desconoces y, sinceramente, no tengo el menor interés en contártelas. ¿Te importaría dejar de mirarme y subir al avión para poder partir?", comenta con naturalidad, como si fuese lo más común del mundo tener cinco aviones privados.

Nos embarcamos en el avión. Elijo un asiento junto a las ventanillas y me abrocho el cinturón porque él insiste en que ya estamos retrasados y debemos despegar cuanto antes. No tengo tiempo de observar los detalles, pero por lo poco que alcancé a ver antes de sentarme, el avión es una maravilla. Tras el despegue, ajusto mi asiento para quedar sumamente cómoda y retomar mi lectura.

"No has concluido el relato que empezaste en el coche", me recuerda justo cuando estoy a punto de abrir el libro de nuevo.

"Ah, sí, lo que te contaba en el coche. Pues en el punto del libro en el que estoy, están a punto de... bueno, ya sabes...", balbuceo mientras mi voz se va apagando al darme cuenta de que he llegado a la parte en la que los personajes tienen relaciones sexuales. No puedo decirle eso. Me resulta tremendamente incómodo hablar de estos temas, más aún con mi jefe.

"¿Qué es eso de 'están a punto de ya sabes...'? Lo que sucede en el libro parece intrigante. ¿Podrías explicármelo con más detalle?", pregunta Enzo. Me pregunto cómo voy a decirle a Enzo que están a punto de tener sexo. Entonces decido que simplemente lo diré. Después de todo, somos adultos.

"Están a punto de experimentar su primera vez juntos", lo expreso de una manera que creo transmite la idea de sexo de forma adecuada. Pero Enzo parece esperar que sea más explícita, a juzgar por cómo arquea las cejas, aguardando una explicación más completa.

"Están a punto de tener relaciones", digo con decisión. La expresión de Enzo casi me arranca una carcajada, pero me contengo. No creo que sea conveniente reírme de mi jefe.

"Oh, qué bien, avísame cuando termines para que me cuentes qué sucede después", me dice con una mirada que denota lo extraño que le parece que haya sexo en los libros que leo. Continúa absorto en su portátil, fingiendo que nada ha ocurrido.

Tras devorar cuatro capítulos, siento que los párpados me pesan. Decido dar un respiro a mis ojos antes de aterrizar en Sicilia. Cierro los ojos y me sumerjo en un sueño profundo, del que no despierto hasta llegar a nuestro destino.

Duermo lo que me parece una eternidad. Al despertar, me hallo en una habitación desconocida. Bajo de la cama, preguntándome dónde diablos me encuentro. Observo a mi alrededor y descubro una puerta; es el baño. Hay otra puerta y al abrirla, lo veo a él, sentado frente a su portátil. Entonces caigo en la cuenta de que aún estamos en el avión y que me han acomodado en una habitación. Es un tanto embarazoso, pero al menos pude descansar sin lastimarme la espalda. Me inquieta no saber quién me ha movido de lugar. Solo espero que no haya sido Enzo.

"Bella, ya despertaste, qué bien. Ven y siéntate, porque vamos a aterrizar en unos minutos", me dice justo cuando estoy a punto de cerrar la puerta para regresar a la habitación y seguir durmiendo.

No se interesa por saber cómo dormí ni si tengo hambre. ¿Qué tipo de persona es? Claro, cómo olvidarlo, es el mismísimo Diablo, un imbécil. Pensé que estábamos empezando a entendernos, pero parece que me equivoqué.

Ignoro su presencia, tomo asiento y me abrocho el cinturón de seguridad.

Treinta minutos después, aterrizamos en tierra italiana. Nos dirigimos hacia el hotel, pero él menciona que debemos hacer una parada en la oficina. Ha surgido una reunión imprevista que no puede posponer para mañana.

Llevo esperando en la oficina lo que siento son horas desde que llegamos. Él entró en una sala y no ha salido en 2 horas, que a mí, exhausta como estoy, me parecen el doble. Estoy ansiosa por que salga de una vez.

Escucho voces y observo a personas saliendo del cuarto al que él entró, cuando mi mirada se fija en alguien a quien he conocido toda mi vida y a quien he extrañado profundamente. El único que ha conseguido que no me sienta como una hija única. Mi mejor amigo, mi hermano de otra madre.

"¡William!" exclamo, extendiendo mis brazos para envolverlo en un abrazo y expresarle cuánto lo he extrañado.

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height