C22 Dolor y placer
"Tan perfecto...", gimió, lamiéndose los labios mientras me apretaba el culo.
jadeé. Me ardían las mejillas de la vergüenza y del calor que despertaba cada uno de mis nervios. El corazón me latía con fuerza en el pecho.
"S-syl... ¿Qué estás haciendo?" Susurré, sintiéndome de repente tímida y... desnuda ante sus ojos. Una timidez que nunca creí tener en mí. "Suéltame".
"Nunca"