C54 Eres mi obsesión
Cerré la puerta de un portazo y lancé el bolso al otro lado de la habitación. Luego fueron mis tacones y mis pendientes. Lágrimas de rabia corrieron por mis mejillas mientras me desplomaba junto al viejo sofá de cuero, en el suelo.
Los destellos del collar que adoraba su cuello me hicieron hervir la sangre y apretar el corazón de dolor