C61 De rodillas
Me quedé congelado en mi sitio. Pero mis ojos no. Dejando escapar un suspiro tembloroso, con el corazón acelerado, dejé que mi mirada apreciara el espectáculo que tenía ante mí.
Maravilloso.
No. Ni siquiera "maravilloso" era suficiente para describirlo.
Tenía las manos firmemente apoyadas en la pared. Con la cabeza gacha y los anchos hombros subiendo y bajando con su respiración agitada