C37 CAPÍTULO 37.
Me separé al instante y retrocedí algunos pasos, entrecerré los ojos y le dediqué una mirada de desagrado y rabia. Las mariposas se desvanecieron poco a poco, volviéndose a dormir y dejándome sumida poco a poco en un oscuro agujero.
—¿Cuchi cuchi? —espeté molesta y me crucé de brazos—. Bonito nombre, supongo que la amas mucho porque te tiene hasta un hermoso apodo