C41 CAPÍTULO 41.
Luego de la constante insistencia del taxista y de varias miradas de contrariedad, mi amiga cedió el volante del auto del servicio público y, además, tuvo que comprarle una ensalada de mango para poder contentarlo y permitir que pusiera su estación de radio favorita.
Alex y yo nos sentamos en la parte trasera del auto y Mell en el puesto delantero