Acepte mi propuesta/C9 Capítulo 8.
+ Add to Library
Acepte mi propuesta/C9 Capítulo 8.
+ Add to Library

C9 Capítulo 8.

Casi un mes me llevó mi recuperación, estar al cuidado de mis mejores amigos fue una tortura porque no dejaban que salga de la cama todas estas semanas, pero al fin era momento de volver a trabajar y debía reconocer que había extrañado a mi jefe, aunque me llamaba cada noche preguntando cómo estaba no era lo mismo que tenerlo enfrente mío soportando su odioso humor. Nuevamente entraba a Salvatore Construcciones con una gran sonrisa, puede sonar raro, amo mi trabajo, cada día falta menos para que termine mis estudios y eso significaba que iba a renunciar para dedicarme exclusivamente a mi profesión. Trabajar en este lugar solo dejará algunos buenos recuerdos por eso me había planteado disfrutar lo que queda antes de cerrar este ciclo por completo.

— Buenos días, señorita Clayton — su voz me asusta cuando chocamos en el ascensor.

— Buenos días, señor — lo saludo sonriendo.

— ¿Cómo está? — pregunta mientras marca el piso donde trabajamos.

— Muy bien, con ganas de trabajar — digo mirándolo a los ojos. Se veía muy lindo está mañana, se había cortado un poco el cabello y emparejado su barba, lo que lo dejaba tan sexy ante mis ojos

— Me alegro — suspira. — La verdad me hizo mucha falta, nunca encontré una mujer tan eficiente y eficaz como lo es usted — agrega provocando que me sonrojé con su halago.

Algo había cambiado ente nosotros, pero no sabía cómo explicarlo con palabras.

El ascensor se detiene en nuestro piso, hace señas para que salga primero tomándome por sorpresa, definitivamente no era la única que había cambiado este tiempo sin vernos. Volver a la rutina fue más fácil de lo que imaginaba, pensé que me costaría y todo sería un caos, la verdad me equivoqué porque en menos de lo que pensaba tenía todo organizado como me gustaba.

— Necesito que venga señorita Clayton — me llama por el intercomunicador.

— Ahí voy señor — contento levantando mi agenda mientras acomodo mi ropa antes de ingresar a su oficina. Él caminaba de un lado a otro, parecía preocupado, pero al verme caminó directo a dónde estaba provocando que quede presionada ente la puerta y su cuerpo.

— Isabel — dice mi nombre.

— ¿Necesita algo? — le pregunto extrañada.

— Si — susurra mirándome a los ojos. — Tengo que salir y uno de los hombres de seguridad te cuidará mientras no esté — me informa, sus ojos se van de los míos a mis labios y me estremece tenerlo tan cerca.

— ¿Estás bien? — consulto preocupada.

— Isabel — repite mi nombre y su mano se apoya en mi mejilla que involuntariamente hace que cierre mis ojos, suspiro cuando su dedo pulgar deliña mi labio inferior. — ¡Al carajo con todo! — declara para luego estampar sus labios sobre los míos, tardó en reaccionar porque esto me había tomado por sorpresa, la poca cordura que tengo hace acoplarme a su beso que me están dejando sin aire, pero me negaba a dejarlo.

¡Mi jefe me está besando!

¡Oh, por Dios!

Me separo bruscamente para mirarlo a los ojos, ambos estamos agitados, no que me llevó hacerlo, nada importó y tire de su corbata para atraerlo más a mi así volverlo a besar. Jadeo cuando su mano en mi cintura baja hasta mi trasero dando un suave apretón y me obliga que mis piernas de enreden en su cadera.

— Nicholas — jadeo al sentir que me apoya sobre su escritorio.

— Isabel — dice mordiendo mi labio inferior y baja hasta mi cuello dejando suaves besos.

Tiro de su cabello para atraerlo a mi boca, jamás imaginé esto, sin dudas es fascinante. Su lengua se vuelve a encontrar con la mía, sus manos están en mi cintura de forma posesiva y ambos se nos escapa un gemido al sentir nuestras entrepiernas rozarse. Ambos nos separamos por falta de aire y abro los ojos para mirarlo a la cara.

— Tengo que irme — murmura alejándose, mejor dicho, huyendo de su oficina dejando confundida sobre su escritorio tratando de recuperarme del intenso y caliente momento.

De lo perturbada que estaba no bajé a almorzar, me sentía como una estúpida porque está claro que esto fue un error que recordarlo me ponía de mal humor. Neal el señor que seguridad que me cuidaba me observaba interrogante ante mi actitud y más al verme hablar sola, no podía disimular mis ganas de asesinar a mi jefe.

¡Lo odio!

El ruido del ascensor me hizo alertar, había regresado y debía poner mi mejor cara de acá ni paso nada, pero al levantar mi vista mis ojos se encontraron con unos muy familiares.

— Jayden — susurro tapando mi boca sorprendida.

— Te extrañé demasiado — dice al recibirme entre sus brazos.

— ¿Qué haces aquí? — le consulto volviendo abrazar a mi hermano. Hace años que no nos veíamos y no me imaginaba que estaba acá, esto si es una sorpresa.

— ¿A caso debo pedir cita para ver a mi hermanita? — comenta sarcástico.

— Tonto — lo golpeó. — Te hacía en España — acota sin poder creerlo. Mi hermano se fue de casa hace más de seis años después de una fuerte pelea con mi padre, recuerdo verlo tomar todas sus cosas y sin mirar atrás salir. Sabía que estaba en España, que había finalizado su carrera como abogado y que contrajo matrimonio con una española, tenía una vida hecha que prefería no molestarlo con mis problemas.

— Estoy de vuelta y para quedarme — sentencia sonriendo.

— ¿Te quedarás? — pregunta sin poder creerlo.

— Si Paul y yo, decidimos mudar el bufete a Chicago — me tenso a escuchar ese nombre, hace años tampoco lo veo.

— ¿Y tú esposa? —

— Después te contaré todo — sus ojos azules me observan y su mano acaricia mi mejilla. — ¿Por qué no me llamaste? Eres mi hermanita, hubiera dado la vida por ti, me siento horrible por ser tan egoísta y dejarte con ellos — dice apenado.

— Jay — musito con mis ojos cristalizados.

— Cuando tú quieras me gustaría saber la verdad, Izzy — me pide luego de volver a abrazarme.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez nos vimos que en verdad no sabía por dónde empezar, no quiero más problemas solo los abrazos de mi hermano que tanto añoraba.

— Saca las manos de mi novia — la voz de mi jefe nos hace separarnos y observarlo, notando su enojo.

Mi hermano enarca una de sus cejas y sonríe cínicamente. — Con que novia — dice al acercarse a él.

— Jay — trato de detenerlo.

— Deja princesa, quiero hablar con tu novio — comenta para luego ambos desafiarse con la mirada.

— ¿Princesa? — gruñe con su mandíbula tensa. — ¿Quién demonios eres? — exige saber.

— Jayden Clayton, el hombre que romperé cada uno de tus huesos si lastimas a mi hermana — declara de forma amenazante.

— Espera — me interpongo entre ambos. — Este es mi trabajo y al que estás amenazando es mi jefe, Nicholas Salvatore — los presento algo incómoda por la situación.

— Soy tu novio — agrega como si me hubiera olvidado ese detalle.

— ¿Con que jefe? — murmura mi hermano llevando su mano al mentón. — ¿Qué intenciones tiene con mi hermana? — inquiere.

— Jay, por favor — le pido suspirando.

— Mis intenciones con ella son las mejores — contesta mi jefe con seguridad.

— En otro momento hablaremos como lo hacen los hombres, Salvatore — lo amenaza. — Nos vemos luego, princesa — se despide con un fuerte abrazo para luego marcharse.

— Lo siento — me disculpo avergonzada por la situación.

— Está bien — responde cortante para luego entrar a su oficina.

Gruño cabreada por su actitud y observo a Neal que solo le faltaba unas palomitas ante tremendo espectáculo que acabamos de dar, quería que mi día laboral termine pronto, mi cabeza no daba para más. Después de todo el incidente, ni salió de su despacho hasta la hora que debía irme, quise ignorarlo mientras acomodaba mis cosas cuando apoya una cajita de terciopelo azul con un anillo de diamante sobre mi escritorio haciendo que levante mi vista frunciendo mi ceño.

— Cásate conmigo — dice en forma de orden.

Lo miro sorprendida y empiezo a reírme como una tonta, esto definitivamente es una buena broma, no sabía que podía ser así de gracioso cuando quería, pero cuando lo miro de nuevo, su cara de mala leche confiaba que esto no era una broma.

— ¿Es una broma? — pregunto asustada.

— ¿Alguna vez bromeé con usted, señorita Clayton? — pregunto serio.

¡¡Mierda!!

Quedo en shock mirando como si fuera que dos cabezas le salieron en su cuerpo, este hombre no está nada bien y tiene una clara demencia. Una cosa es fingir ser su novia y otra muy diferente es seguirlo en esta absurda locura.

¿Casarnos?

¡Ni loca!

Report
Share
Comments
|
Setting
Background
Font
18
Nunito
Merriweather
Libre Baskerville
Gentium Book Basic
Roboto
Rubik
Nunito
Page with
1000
Line-Height