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C9 ¡Soy un chico! (9)

PARTE 3 de 3 (2)

La duda y el miedo recorrieron los pensamientos de Mike. No sabía si acercarse a ella o simplemente alejarse. Pero de lo que sí estaba seguro era que, esa, era una oportunidad que no podía dejar escapar. Así que con un ritmo dudoso se aproximó a la mesa donde Diana estaba sentada sola.

— Perdona mi descaro, pero ¿estás bien? No tienes buena cara. —Le preguntó Mike, con toda la valentía que pudo, sin olvidar agudizar el tono de su voz.

—¿Tú no eres la acompañante de Andrés?

— Sí...—asintió Mike sentándose en la silla, a la diestra de la joven, sintiendo como si le clavaran un puñal en el centro de su ego.

— Las personas son muy complicadas, —musitó Diana después de unos segundos de silencio que para Mike fueron eternos—. a veces no comprendo por qué debo aceptar todo lo que se me impone.

Al mismo tiempo, en el vestíbulo de la entrada del hotel, en una de las fuentes a la esquina del enorme vestíbulo, Emily trataba las heridas de Andrés.

— No era necesario que hicieras eso por mí. —Le comunicó Emily limpiándole con algodón el corte del labio.

Después de un año separados, era la primera vez que Emily hablaba y estaba con Andrés a solas. Y como temía, su corazón todavía seguía acelerándose a su mínima presencia, a su mínimo aliento, a su sutil pero grave voz.

— Si hubiera sido otra persona también habría reaccionado de la misma forma. —Le expresó Andrés haciendo gestos de desagrado cada vez que el algodón tocaba su labio inferior.

— Andrés... ¿sigues sintiendo algo por mí?

—¿Cómo no, Emily? —expresó airado Andrés alejándose de ella apoyando los brazos sobre los muslos—. Sigues pensando que eres la última botella de agua en el desierto.

— Desde que lo dejamos no te he vuelto a ver con ninguna chica.

— Más bien desde que me engañaste. —Le corrigió con una expresión ensombrecida, mirándola directamente a los ojos—. Pero te equivocas, la persona que he traído es mi pareja y estoy muy bien con ella. Podría incluso decirte que es lo mejor que me ha pasado.

Finalizó Andrés la conversación levantándose del borde de la fuente para irse, no obstante, Emily lo agarró de la muñeca deteniéndolo en el camino; reaccionando éste apartando la mano.

— Los dos sabemos que esa chica no es tu novia. Debe ser alguna amiga que has traído para darme celos. —Le gritó desesperada Emily conforme veía a Andrés alejarse de ella.

Después de tanto tiempo, la joven Emily tenía una oportunidad para arreglar las cosas con él y no iba a permitir que esa ocasión se desperdiciara, por lo que comenzó a perseguirlo.

— Aunque la sociedad imponga ciertos comportamientos y costumbres, somos nosotros los que debemos escoger seguir ese camino. Aunque vaya en contra de las normas establecidas. —Le respondió Mike a Diana al conseguir deshacerse del nudo que se le había formado en el estómago, pero volviéndose a crear cuando vio la dulce sonrisa que le devolvió Diana.

— Muchas gracias por intentar animarme. ¿Cuál es tu nombre?

—Mik...Micaela.

Por primera vez, después de cinco años, fue capaz de mantener una conversación con la chica que le gustaba, pero la escena no fue como él se la esperaba, era mucho peor. Iba disfrazado de mujer y Diana pensaba que era la pareja de su mejor amigo. ¿Podía empeorar el asunto? El creía que no... sin embargo, una mano conocida le agarró de la muñeca, levantándolo del asiento para besarlo delante de todo el mundo.

Todos los presentes se quedaron consternados por la escena que veían sus ojos.

Johnny, que lo presenció a unos pocos metros de distancia, escupió todo el champán que yacía en su boca; Emily, que perseguía a Andrés, se quedó atónita, inerte y sin palabras; Diana, sentada al lado de Mike, aunque estaba sorprendida sonrió dulcemente; pero Mike, sobre todo Mike, se quedó petrificado. Después de unos segundos, que para el parecieron eternos, sintió como la mano de su amigo de la infancia y leal compañero, empujaba su pecho contra el suyo con pasión.

La lengua de Andrés se movía por el interior de la boca de Mike como un gusano dentro de una dulce manzana. La saliva se mezclaba entre los dos labios creando una imagen no apta para todos los públicos.

El cuerpo de Mike yacía ahí, no obstante, su alma ya había salido de él y lo veía todo desde la distancia, como si fuera una macabra película en la que él era el protagonista o el actor que le tocaba pagar por los platos rotos de los demás. Prefería, verdaderamente, haber muerto, que ser el artífice de esa escena "bromance" delante de la mujer a la que pertenecía su corazón. Delante de Diana, en frente de ella...

¿Cómo le vería ahora? ¿Cómo le explicaría toda esta situación completamente sacada de contexto? ¿Cómo la podría volver a mirar a los ojos?

Mientras Andrés alejaba sus labios carnosamente humectados del inmóvil "cadáver" de Mike, cogió con firmeza su mano para dirigirse a los presentes, principalmente a Emily que proseguía atónita en su sitio.

— Ahora soy feliz Emily y sin lugar a duda, ella es la mujer con la que deseo pasar el resto de mi vida. —Gritó con todas sus fuerzas Andrés con una expresión indescifrable.

Sin embargo, Mike, que era consciente de que Diana seguía a su lado, se negaba a mirarla y pensó que, si alguna vez tenía la intención de declararse, ahora sí que jamás de los jamases, podría hacerlo.

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