C19 Pequeño juguete obediente
Con sus palabras, solté un gemido estruendoso que lo hizo gemir a él también. "¡Mierda! Definitivamente te mordiste el labio, cariño. Joder, mi polla lo ha notado". Se rió con malicia y aceleró el ritmo.
Entraba en el garaje cuando bajó la ventanilla trasera, apagó el motor y cerró la puerta del garaje con su mando a distancia. Lo miré, intrigada por su acción