C2 Montón de traiciones

Ella siempre había intuido que había algo entre ellos, pero nunca imaginó que sería tan doloroso sorprenderlos en pleno acto... Los gemidos y quejidos aún retumban en su cabeza, irritándola cada vez más. Le costó un enorme esfuerzo mantener la compostura y conversar con los dos infieles como si nada hubiera ocurrido. Jamás permitiría que la vieran llorar, desamparada; siempre la habían considerado la más vulnerable, pero eso cambió cuando hoy les presentó una faceta distinta de sí misma... Ahora, lo único que desea es salir a tomar un par de tragos. Quizás eso alivie el tormento de sus nervios...

Poco después, Sonrisas se encuentra sentada en silencio en un bar, bebiendo de un tirón los chupitos que ha pedido... Están alineados frente a ella. Continúa ingiriéndolos uno tras otro, con la firme intención de embriagarse... siente la necesidad de ir al baño. Se disculpa sin dirigirse a nadie en particular, solo al camarero que se encuentra frente a ella, dejando al hombre confundido sobre con quién hablaba... En su camino al baño, se topa con varias parejas entregadas al placer a su alrededor... es una visión repugnante, con gemidos y gruñidos estridentes. El sonido de la carne chocando se escucharía si no fuera por la música atronadora... A la derecha, una mujer cabalga sobre un hombre al estilo vaquera mientras él acaricia y aprieta su blanca y suave piel... A la izquierda, un hombre penetra con fuerza a una mujer a cuatro patas, mientras que frente a ella se da una combinación perfecta de dos en uno: una chica succiona y acaricia el miembro de un hombre mientras otro la toma por detrás... Es como si estuviera presenciando una película pornográfica en vivo...

"¿Por qué no clausuran este antro para adultos y montan un estudio de cine para adultos?", murmura con disgusto...

"Un nido de traiciones...", susurra para sí misma, maldiciendo. Al regresar a su lugar, el ceño fruncido se acentúa al descubrir a un hombre ocupando su asiento...

"Disculpe, señor, ese asiento es mío", le dijo ella, pero el hombre no hizo caso y continuó bebiendo su vino como si no hubiera escuchado nada... "¿Señor? Oiga, le estoy hablando", le insistió dándole un golpecito en el brazo, lo que finalmente captó su atención. Él se giró hacia ella con una mirada que pretendía ser de advertencia, pero sus palabras se disolvieron en el aire al encontrarse con su mirada; el aura fría e intimidante que desprendía se esfumó de repente. ¿Cómo puede ser una chica tan hermosa?, se preguntó, sin poder apartar los ojos de ella. Apenas podía distinguir su rostro con claridad, así que describirla le resultaba complicado... Él es Keane Austin, el director ejecutivo de la empresa J&T, conocido por su inmensa riqueza y poder. Las mujeres se disputan su atención, pero por alguna razón, ninguna logra captar su interés. Algunos rumorean que es gay, otros que es impotente, pero él nunca ha salido a desmentir o confirmar tales habladurías; nada le importa salvo su trabajo... Un destello de interés se iluminó en su rostro, pero se desvaneció antes de que ella pudiera percibir algo.

"Alguien merece un buen castigo", murmuró ella con una mirada irritada hacia el hombre. Él frunció el ceño, molesto por sus palabras...

"¿Qué has dicho?", preguntó él con una voz profunda y autoritaria que la hizo estremecer. Por alguna razón, sintió que la temperatura del lugar bajaba aún más y, al observar mejor al hombre frente a ella, se dio cuenta de quién era realmente la persona a la que había estado lanzando comentarios despectivos...

"Esto es el fin", pensó desesperada. Su expresión era la de alguien atrapado entre las ganas de llorar y reír...

"Eh, lo siento, señor... eso no iba dirigido a usted", le dijo con una sonrisa nerviosa. "¿En qué lío me he metido? ¿Cómo no lo vi venir?", se reprendió a sí misma en su interior, sin tener idea de cómo suavizar su enfado... Keane, al oírla retractarse, arqueó una ceja, claramente descontento.

"¿De verdad piensas que soy tan tonto? Obviamente era para mí... si somos los únicos aquí", le dice él, y ella abre los ojos de par en par al darse cuenta de que él tenía razón...

"Exacto... estaba claro que era para mí, no para ti", se rasca la nuca nerviosa. "Maldita sea, Smiles", se reprocha por dentro... No es que ese fuera el único asiento libre en la barra, pero por alguna razón inexplicable, estaba decidida a ocupar ese lugar sin saber que se estaba enfrentando al mismísimo Keane Austin... Eso provocó una sonrisa en el hombre, pero no era una sonrisa cualquiera. Era una sonrisa cargada de picardía y astucia que la dejó aterrada, mientras lo miraba fijamente...

"Tome el asiento, señor... De todas formas, me estaba yendo", dijo ella y salió corriendo del club sin esperar a oír lo que él diría después... Una sonrisa se dibujó en el rostro del hombre, antes de que su aura gélida y escalofriante volviera a emerger, y la sonrisa desapareciera de su rostro como si nunca hubiera existido... Por primera vez en su vida, había encontrado a alguien que le resultaba interesante y divertido.

"¿Viste eso?" Derrick le da un golpecito en el hombro a Bruce.

"¿Qué?" Bruce pregunta, molesto por la interrupción...

"El jefe acaba de sonreír", la expresión aburrida de su rostro se transforma en una de incredulidad.

"Vamos, no te estoy mintiendo..." Bruce no puede ocultar su alegría al escuchar lo que Derrick le cuenta.

"Si el jefe todavía puede sonreír, eso solo puede significar que tiene corazón... ¿qué ocurrió?" Bruce indaga y Derrick, entusiasmado, se dispone a contarle cada detalle... Estaban contentos por su jefe, aunque sabían que él no aceptaría a la chica, al menos se sentían agradecidos por haberle visto sonreír por primera vez...

"Mejor cierra la boca si no quieres perder tu trabajo", Bruce advierte y Derrick traga saliva nerviosamente, recordando la última vez que casi lo despiden por hablar más de la cuenta... Tiene suerte de que estén en un club y la música esté alta...