AMOR LUSTROSO: Esclava del CEO billonario/C4 Atrévete, tú tu vida.
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C4 Atrévete, tú tu vida.

Si antes sus ojos parecían a punto de salirse de sus órbitas, ahora la incredulidad con la que mira al hombre desafía toda descripción... ¿Acaso la vida no puede ofrecerle ni un respiro?

"Parece que no puedes quitarte de en medio", su voz de barítono resuena y le provoca un escalofrío. Se gira hacia su coche y examina el daño, la serenidad de su rostro da paso a una expresión indescifrable y la que era una temperatura agradable se torna gélida, haciendo que tiemble sin poder evitarlo. ¿Cómo puede ser alguien tan intimidante? No comprende qué sucede mientras se encuentra de rodillas... De todos sus coches, este es su predilecto, lo que explica su reacción...

"No fue mi intención, lo juro", suplica, con la esperanza de que él entienda...

"Prometo pagar por los daños, maldita sea". Él arquea una ceja ante sus palabras. No hace falta que diga nada...

"Puedo trabajar para ti... lo que sea, por todo el tiempo que necesites", ofrece ella. Ignora que las consecuencias de su propuesta serán demasiado para ella...

"Una sonrisa pícara se dibuja en sus labios de un suave tono rosa, haciéndolo aún más atractivo"...

"No tengo trabajo para ti", afirma él, y la esperanza se desvanece del rostro de la chica...

"Por favor, señor, sé que tiene todos los empleados que su empresa necesita... debe haber algo en lo que pueda ayudar, quizás algo más personal". Lo personal que ella sugiere se refiere a las labores domésticas o algo por el estilo, pero él piensa en algo mucho más íntimo...

"¿Estás segura de que podrás atender... mis necesidades personales?" pregunta él, y ella traga saliva. Por alguna razón, se siente inquietada por cómo él pronuncia "necesidades personales", pero se sacude la cabeza, desechando sus pensamientos absurdos... Él es gay, así que no hay forma de que ella pueda ser algo así para él...

"Sí... seré más que capaz", afirmó ella con un tono firme y decisivo.

"Te veo muy segura de ti misma", comentó él con una sonrisa socarrona, y la chica asintió antes de confirmar con un "sí".

"Lo único que podrías hacer por mí es ser parte de mi BDSM", dijo él, provocando que ella frunciera el ceño, confundida.

"¿Qué es eso?" preguntó, oyendo tal término por primera vez. "No me dirás que no sabes lo que significa", expresó él, sorprendido, ya que una chica de su edad debería conocerlo. "No, no tengo idea... ¿Podrías explicármelo, por favor?" solicitó ella con cortesía.

"Así que sepas... significa que serás mi esclava sexual y yo tu amo", dijo él con un atisbo de sonrisa en los labios. La confianza que antes se reflejaba en el rostro de ella se transformó en incredulidad. De todas las respuestas que había imaginado, esta era la menos esperada. ¿Acaso él ya no era gay?

"¿Qué pasa si me niego?" inquirió ella ante la imponente figura que tenía enfrente. Él soltó una risa suave antes de que su expresión volviera a ser la de siempre, feroz y gélida, mientras bajaba la mirada para encontrarse con la de ella.

"Si me desafías, juegas con tu vida", su voz resonó, haciendo que ella temblara de miedo. Nadie la había asustado tanto antes. Se pasó saliva con dificultad, intentando asimilar sus palabras, lo que significaba que sus posibilidades de sobrevivir eran escasas, atrapada en el embrollo que ella misma había creado...

"¿Puedo pensarlo?" balbuceó. Él lanzó la cabeza hacia atrás, divertido por su petición. ¿Cómo podía ella pedir tiempo si era la que necesitaba el trabajo?

"Parece que no comprendes la situación en la que estás, pero, por un gesto de mi generosidad, te concedo 24 horas para que lo consideres bien", le concedió él.

Era un hombre orgulloso, aunque de una manera particular. Smiles se sintió aliviada al escuchar que aceptaba su petición... El hombre a su lado extrajo una tarjeta y se la entregó...

"Llama a este número mañana a esta hora y él pasará a recogerte", dijo antes de girarse hacia su coche, que estaba abierto esperándolo. En un instante, el coche ya había desaparecido de la vista... De manera inconsciente, Smiles se frotó los brazos mientras observaba la dirección por la que se había ido el coche, luego bajó la mirada hacia la tarjeta... Frunció el ceño, contemplándola sin saber qué hacer con ella. A pesar de su deseo de liberarse de él y de su dominio, sabía que no tenía otra opción, a menos que pudiera arreglar su coche, algo que estaba completamente fuera de sus posibilidades... Ninguna chica querría ser esclava sexual de un hombre al que apenas conoce... Con un rostro triste y desolado, emprendió el camino a casa.

Parecía que el destino había decidido que ese día sería nefasto... Ella tenía la esperanza de llegar a casa y buscar una salida, pero el día tenía otros planes para ella... Mark estaba parado frente a su puerta, llamando, y al verla llegar, corrió hacia ella y comenzó a balbucear...

"¿Qué haces aquí?" preguntó ella con una voz firme y desprovista de emoción.

"Vine a verte... por favor, Smiles, dame una segunda oportunidad para enmendar mis errores... ¡por favor!" suplicó él, pero ella no tenía tiempo para escuchar sus tonterías y continuó su camino. Al llegar a su puerta, la abrió e intentó cerrarla, pero él la detuvo...

"Sé que estás enfadada conmigo, y tienes todo el derecho... pero por favor, acepta esto... sé que lo necesitas", dijo extendiendo su mano derecha con su tarjeta bancaria. Ella miró la tarjeta durante lo que pareció una eternidad, debatiendo si aceptarla o no... Fue entonces cuando tomó conciencia de su propio valor, al menos frente a él...

"¿Qué piensas de mí, Mark? ¿Una chica barata a la que puedes engañar y luego pagar a tu antojo? ¿Crees que soy tan estúpida e ingenua? Dímelo..." demandó ella, sintiendo una oleada de ira. Mark, que no tenía tales intenciones, quedó atónito al escuchar esas palabras de ella, observándola con los ojos estrechados.

"Prefiero ser esclava sexual antes que volver contigo." Cierra la puerta de un portazo, dejando a Mark completamente atónito, sin entender lo que acababa de escuchar...

"¿Esclava sexual?" repite para sí mismo, con una expresión de incredulidad marcada en su rostro...

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