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C5 El contrato.

Ella caminaba y se sentó en su cama, agotada de todo... No pasó mucho tiempo cuando un golpeteo en la puerta se hizo escuchar. No respondió, consciente de que era Mark, insistente en hablar con ella...

"Qué pesado es"... murmuró. Los golpes continuaron, incrementando su irritación... "¿Qué demonios quie..." sus palabras se quedaron congeladas al ver a la persona que tenía en frente. No era Mark, sino la señora Anderson, la propietaria, o mejor dicho, la arrendadora de la casa donde se encontraba...

La señora Anderson lucía confundida por la manera en que la había recibido.

"¿Tenemos algún problema?", preguntó con una ceja arqueada, esperando una explicación...

"No sabía que eras tú, estaba tratando de deshacerme de alguien que me está amargando la existencia", explicó ella. La señora Anderson asintió con comprensión...

"Es el destino que nos toca... solo nos queda perseguirlos hasta el fin de nuestros días", bromeó la señora Anderson, y ambas soltaron una carcajada...

"Claro", fue un alivio para ella, aunque solo por un instante...

"¿A qué debo el honor de tu visita, señora Anderson?" Fue una sorpresa verla justo ese día...

"Hoy es el último día del mes y he venido por el alquiler", dijo mientras sacaba un sobre con papeles. "Debes el alquiler de este mes y de los dos anteriores". Sonrisas no sabía si reír o llorar; no tenía dinero, ni un solo centavo...

"Es fin de mes y soy consciente de que debo pagarte, pero la verdad es que no tengo el dinero", confesó con voz apenas audible, pero la señora Anderson la entendió...

"En ese caso, no puedo darte más tiempo... No puedo permitir que sigas aquí sin pagar ni un centavo, mi familia depende de esto", expresó con decepción. Extrajo otro sobre del archivo y se lo entregó. Era un aviso de desalojo en tres días... Sonrisas sintió tristeza al leerlo, pero a pesar de todo, estaba agradecida con la señora Anderson por su comprensión...

"¿Acaso mi día está maldito?", se cuestiona con el corazón oprimido, sin comprender lo que está sucediendo. Hoy ha sido un día nefasto para ella; no ha recibido ni una sola buena noticia desde que cruzó la puerta de la empresa. Primero fue la entrevista, después el altercado con Keane y ahora esto... ¿Podría empeorar más el día? ¿Habrá algo positivo esperándola? Cerró la puerta, sujetándose la cabeza que le latía sin cesar...

El estómago le gruñe y solo en ese momento cae en la cuenta de que no ha comido nada; aparte de medio pan, no tiene más provisiones... Tenía planes de ir de compras, pero los acontecimientos la hicieron olvidarlo. Ahora, descarta su tarjeta bancaria como si fuera insignificante y se encuentra al borde de la inanición, qué irónico... Sin más remedio, toma un respiro y come, asegurándose de beber suficiente agua para calmar el hambre...

La luz del sol ilumina su rostro con intensidad, y ella frunce el ceño insatisfecha... Poco a poco, abre los ojos, intentando acostumbrarse a la claridad mientras se los frota y bosteza sonoramente. Es un nuevo día y apenas quedan unas horas para que finalice el plazo que le dieron. Toma la tarjeta de la mesa y la contempla durante lo que parece una eternidad... Observa su habitación, acariciando la pintura azul cielo de la pared como si quisiera percibir algo al otro lado... Tras meditarlo detenidamente, toma una decisión, agarra su teléfono y marca un número... La llamada termina y ella, con prisa, toma su toalla y se dirige al baño para darse una ducha rápida, consciente de que el chofer de Keane puede llegar en cualquier momento... Sale de su cuarto, luciendo limpia y fresca, y se dirige hacia la salida del edificio... La recibe un sol radiante que se filtra desde el cielo y, por instinto, entrecierra los ojos antes de abrirlos lentamente... Un Lamborghini negro está estacionado frente a ella, y el hombre le abre la puerta, en la que entra con discreción... El viaje es rápido y, en poco tiempo, se encuentran frente a un imponente edificio gris: un hotel, y no cualquier hotel, sino uno de cinco estrellas... El hombre la guía hacia el interior. El ascensor que toman indica "Solo VIP". Es su primera vez en un lugar tan lujoso y elegante, y la sensación es maravillosa... Al llegar al último piso, él la conduce a una habitación marcada "Solo VVIP"... Abre la puerta, invitándola en silencio a entrar. Ella pensaba que la seguiría, pero se sorprende al ver que cierra la puerta tras de sí... El miedo se apodera de ella, pero al girarse hacia la cama, descubre que está vacía. Se siente aliviada. La habitación es hermosa, con una vista impresionante. Toca el jarrón de flores con sus dedos finos y largos antes de acercarse a la cama y dejarse caer sobre ella, sumida en una relajación profunda... Está tan absorta en su propio mundo que no se percata de su presencia justo detrás de ella...

"¿Disfrutando?", su voz de barítono profundo vibra, sacándola de golpe de sus pensamientos... De un salto se baja de la cama, quedándose inmóvil como si tuviera la consigna de permanecer allí de pie...

"Lo... lo siento, no te había visto", balbucea mientras nota que su cabello está húmedo, con gotas de agua deslizándose desde su cabeza hasta su ancho pecho velludo. No puede apartar la mirada de su rostro, observa sus labios rosados y se siente tentada por la imagen de él con solo una toalla envolviéndolo, siente cómo su resistencia se desmorona sin que él haga nada...

"Échale un vistazo al papel que está sobre la mesa y fírmalo", le indica él. Ella lo toma, movida por la curiosidad de descubrir qué contiene...

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