C95 Nadie le había visto sonreír
Anya Bay seguía regando las plantas, una criada se colocó detrás de ella e hizo varias reverencias en señal de respeto.
"Joven señora".
Su voz era tenue pero clara, lo que demostraba respeto por ella, la dueña de la casa.
Anya Bay se volvió para indicarle que siguiera hablando. Parecía fría y severa, pero no parecía tan despiadada como el propio Ziyan Qing