C68 A hierro caliente batir de repente
Xingcheng llegó a la compañía y cuando vio que Xingxi estaba entrenando solo por la mañana otra vez, ella se sintió muy satisfecha al instante.
Ahora, él ya no la necesitaba para supervisarlo todo el día. Su actitud atenta y seria fue mucho más allá que la imaginación de ella.
Con mucha alegría, Xingcheng llegó a la oficina y luego encendió su ordenador