C1 [Aventura 1] Laid

~Cacería~

"¡Bienvenidos a la adultez!"

Dina tenía que alzar la voz para hacerse escuchar por sus amigos, compitiendo con el estruendo de la música en el bar donde se encontraban.

"¡Sí! ¡Vamos a conquistar el mundo!" exclamó Marlyn, o Marlon, el miembro gay del grupo, alzando su jarra de cerveza en un brindis que fue correspondido con el choque de las demás.

Acababan de terminar el bachillerato. Pronto serían estudiantes universitarios. Considerados adultos. Eso significaba que eran libres de hacer cualquier cosa que un adulto puede hacer, para bien o para mal. La decisión era suya. Una etapa de la vida que todo joven anhela y espera con ansias para hacer lo que le plazca. Ir a discotecas o bares sin el temor de ser expulsados por ser menores de edad. Y esta noche, aunque algunos ya habían alcanzado la mayoría de edad antes de hoy según sus fechas de nacimiento, oficialmente es el día en que pueden proclamarse adultos ante todos, graduados del instituto, un hito que nadie en el pueblo pasaría por alto en esta época del año en que finalizan las clases.

"Esta noche pienso emborracharme y perder la virginidad", anunció Lexy, la única virgen del grupo, con audacia.

"Ohhhh hohohoh, eso no me lo pierdo, nena", intervino rápidamente Jake, el casanova de la clase.

"No te esfuerces, porque no pienso fijarme en un chico tan inútil como tú", le cortó Lexy sin rodeos. Aunque su respuesta fue brusca, a Jake no le afectó. Estaba acostumbrado a su franqueza. Eso era algo característico de ella. No coqueteaba, ni con él ni con nadie que él hubiera visto. No era de las que se dejan impresionar por un hombre que se acerca con frases hechas o tonterías por el estilo. Aunque él tenía un talento especial para atraer a las chicas, Lexy no era para nada irritante, sino todo lo contrario: honesta, segura de sí misma, y él respetaba eso en ella.

Alexandra Dwayne prefiere que la llamen Lexy, insiste en que su nombre se escriba de esa manera, no como el común Lexi. Ella busca ser única en su estilo y es virgen no por timidez ni por falta de deseos ajenos. Es inteligente y atractiva, razón por la cual está convencida de que su primera vez no debe ser con cualquiera de sus iguales. Busca a alguien con destreza. Alguien que sepa cómo complacerla y satisfacerla. Las desalentadoras historias de sus amigas sobre sus primeras veces la hicieron decidir esperar. Consciente de que los hombres adultos evitarían involucrarse con una menor, aguardó a alcanzar la mayoría de edad para entregar su virginidad a alguien mayor que capturara su interés. Y qué mejor lugar para encontrarlo que un club nocturno. Esta noche se vistió para impresionar. Lleva un ajustado mono de cuero negro que apenas cubre su generoso trasero. Al frente, su pecho prominente se realza en un escote de piel blanca como la leche. Su rostro luce aún más cautivador y seductor con ojos ahumados y mejillas sonrosadas por el calor y el alcohol. Es un imán de miradas, y nadie que la vea puede resistirse a observarla una y otra vez. Ella sonríe ante las reacciones; es exactamente lo que busca. Quiere captar la atención y simplemente escoger a quien le interese.

"Vamos a la pista, nena", dice Lexy mientras toma a Marlyn de la mano y lo lleva al centro del baile, ignorando por completo a Jake, quien no parece importarle. Él sabe que Lexy está fuera de su alcance, algo que aceptó hace tiempo. Y no le preocupa, después de todo, hay muchas más opciones en el mar. Si no es Lexy, hay muchas otras dispuestas a experimentar sus legendarias habilidades para el clímax.

Marlyn prefiere los hombres, lo que lo convierte en el compañero perfecto para Lexy y la razón de su sólida amistad. A pesar de su atractivo aspecto hispano, piel clara, cuerpo esbelto, estatura de un metro ochenta y maneras varoniles, nadie diría que es gay a menos que ya lo conozcan. En la pista, Lexy y Marlyn bailan con tal desenfreno que parecen una pareja disfrutando sin inhibiciones. Son el centro de todas las miradas, y hay un hombre a distancia que no puede apartar los ojos de ellos, especialmente de los movimientos provocativos de Lexy. Ella baila sin preocupaciones, sabiendo que Marlyn no tendrá ninguna reacción sexual, permitiéndose moverse con una libertad que roza lo erótico. Cualquiera que se fije en su baile podría sentirse excitado, y hay alguien que ya lo está. Esa persona llama al gerente; quiere que Lexy esté en su sala privada cuanto antes. Una petición complicada para el gerente, quien se enfrenta al dilema de cómo persuadirla sin garantías de éxito, pero también sabe que desobedecer al dueño del local no es una opción. Tras darle vueltas al asunto, se le ocurre un plan. No está seguro de que funcione, pero está dispuesto a intentarlo y, si es necesario, buscará otra solución. Con prisa, busca a uno de los camareros para que separe a la pareja y así poder hacer su jugada.

"Disculpe, señorita, necesito hacerle unas preguntas. ¿Podría prestármelo un momento?" preguntó un atractivo desconocido a Lexy, señalando a su amigo. Mientras tanto, Marlyn estaba casi babeando, completamente embelesado ante la presencia del hombre musculoso que solicitaba su atención. Así que con una rápida afirmación con la cabeza, se dejó llevar por él, abandonando a Lexy sola en la pista de baile.

"¿Ves? Me dejó plantada como si fuera una papa caliente por irse tras un chico," dijo Lexy, sacudiendo la cabeza y sonriendo con complicidad. Ella entendía perfectamente lo que acababa de pasar. Marlyn se había sentido atraído por aquel hombre y, por eso, se había esfumado como si fuera una burbuja que se disipa en el aire.