C3 ENCUENTRO INESPERADO

No puedo contener la alegría que me embarga en este momento. Llevo dos hijos en mi vientre.

¡Gracias, Señor!

Tras mi revisión médica, lo primero que hice fue pasar por la farmacia para comprar las vitaminas y la leche que me recetó el doctor.

Luego, llamé a mi secretaria para que coordinara las fechas de mis próximas consultas en mi agenda.

"¡Espera! ¿A qué te refieres con 'agenda de tu ginecólogo'? ¿Quién está embarazada?" preguntó Luna, mi secretaria, visiblemente confundida.

Luna es mucho más que mi secretaria de confianza; es mi mejor amiga. En mis años de colegio, nunca tuve una amiga cercana. Estaba tan enfocada en mis estudios y en mi familia que no me quedaba tiempo para socializar.

Y no me arrepiento de nada, porque sé que aproveché al máximo cada momento que pasé con ellos.

Conocí a Luna un año después de asumir la dirección de la empresa. Siempre me tomé mi trabajo muy en serio. Nunca me daba un respiro.

Soy bastante estricta con mis empleados, lo que hace que muchos me teman, pero Luna es una excepción.

No importa cuánto la regañe, parece que nunca la afecta. Es la única secretaria que ha permanecido a mi lado. Con el tiempo, se convirtió en alguien en quien confío plenamente y forjamos una amistad.

Ella solía invitarme a salir y me enseñó a disfrutar de la vida, aunque las fiestas no son lo mío, a diferencia de ella.

"Estoy embarazada", le revelé.

"¡¿Qué?! ¿Pero cómo ocurrió eso, Ellie?!" preguntó, llena de curiosidad.

Nunca le había hablado de mis planes porque estaba segura de que no los aprobaría.

"Te lo explicaré en la oficina. Adiós", dije antes de colgar.

Eché un vistazo a mi reloj.

Ya casi es hora de cenar y no tengo ganas de cocinar. Aunque tengo empleadas, todas viven fuera; prefiero la soledad de mi hogar. Seguro que a esta hora ya han terminado sus labores.

Como suelo cenar fuera, ellas no se preocupan por prepararme algo. Su jornada termina a las dos de la tarde.

Estacioné mi coche en un centro comercial cerca de mi apartamento.

Mientras caminaba hacia un restaurante, pasé por una tienda de ropa para bebés.

Sonreí y acaricié mi vientre.

Mis bebés. Si pudiera elegir, me encantaría tener gemelos, un niño y una niña. Mi hijo sería el protector de nuestra pequeña princesa. Siempre quise tener un hermano mayor, aunque nunca tuve hermanos.

"¿Les apetece ir de compras, pequeños?" les susurré a mis bebés.

Entré a la boutique emocionada y quedé encantada con todo lo que vi. Quería comprar cada uno de los artículos de la tienda.

Los vestiditos y los accesorios rosas para bebés me encantaban, al igual que la ropita para varoncitos.

Esto me llenaba de ilusión sobre el sexo de mis gemelos.

"¿De cuántos meses está embarazada?" me preguntó una de las vendedoras.

"Aún está en mi vientre", respondí.

"¿Ya sabe el sexo del bebé, señora?" insistió.

Negué con la cabeza. "Solo tengo seis semanas de embarazo."

Me regaló una sonrisa y asintió. "Sería mejor que por ahora compres ropa blanca y sencilla para tu bebé. Sirve para cualquier género".

Concuerdo con un gesto. "Tienes razón. Así haré, pero voy a dar una vuelta por mi cuenta, no necesitas acompañarme. Te llamo si necesito algo".

Ella sonrió y se dirigió al mostrador. Tomó un papel y regresó hacia mí para entregármelo.

"Aquí tiene, señora. Esta lista le servirá de guía sobre lo que necesita comprar para su bebé", me dijo con cortesía.

Le devolví la sonrisa y asentí. Observé la lista que me extendió; es un checklist para padres que esperan un bebé.

Elementos básicos para recién nacidos, ropa de cama, accesorios para el baño y el aseo, esenciales para la alimentación y la lactancia, muebles para la habitación del bebé y artículos para viajar. La lista es exhaustiva y sin duda me será de gran ayuda como madre primeriza.

Guardé la lista en mi bolso y comencé a examinar los artículos de la tienda.

Seleccioné unas camisetas sin mangas y otras de manga corta, basándome en lo que recordaba de la lista. Escogí seis pares; por el momento, planeo comprar más cuando conozca el sexo de mis gemelos.

Estaba inmersa eligiendo ropa para mis bebés cuando escuché una voz detrás de mí.

"No me imaginaba que nos volveríamos a encontrar. Y menos en un lugar como este".

Reconocí su voz al instante. Mis ojos se abrieron de par en par. ¡No puede ser!

Mis sospechas se confirmaron cuando se plantó frente a mí.

¿Qué hace este sujeto aquí?

Estaba a punto de decir algo cuando vi a una chica abrazando su brazo derecho.

Arqué una ceja. ¿Será su novia? ¡Vaya con el infiel!

Ya tiene novia y aún así se permite una aventura de una noche. Bueno, parece ser la moda, no debería sorprenderme, pero no puedo evitar sentirme molesta porque ¡el padre de mi hijo es un tramposo!

Los tramposos son lo que más detesto.

Decidí ignorarlo y seguí mirando ropa.

"¿Me estás ignorando?"

Rodé los ojos. ¡Qué descaro! Flirtea conmigo delante de su novia.

"¡Oye!" Me agarró del brazo cuando intenté alejarme.

"¡Suéltame! ¿Acaso te conozco?" le espeté, visiblemente irritada.

Vi cómo sus ojos se abrían enormemente, mostrándose sorprendido.

"¿En serio? ¿No te acuerdas de mí?" preguntó incrédulo.

"¿Debería?"

Se acercó tanto que su rostro casi rozaba el mío.

La chica a su lado parecía confundida. ¿Confundida o tonta? Tu novio está coqueteando conmigo y tú solo nos observas.

"¿Debería recordarte?"

Lo vi sonreír con suficiencia.

"Soy tu primer hombre", susurró.

Rodé los ojos de nuevo. "¿Y qué? No esperaba que fueras tan melodramático".

"Oh, tranquila. No lo soy. Simplemente me sorprende, ya que la mayoría de las chicas no reaccionan así".

"Bueno, no soy una de esas chicas a las que haces referencia", le respondí.

Él retrocedió y negó con la cabeza.

"Espera. Estoy súper confundido. ¿Qué está pasando, hermano mayor?" preguntó finalmente la chica.

Fruncí el ceño.

¿Hermano mayor? Entonces, ¿esta chica no es su novia?

Observé a la chica de nuevo. Es hermosa y se parecen mucho. ¿Serán hermanos?

"Compartimos algo especial. Creí que estábamos unidos, pero parece que ella no me recuerda", explicó él.

¿Algo especial? Bueno, mis bebés son especiales, así que supongo que sí.

"Ah, ya entiendo. Pero, ¿en serio no recuerdas a mi hermano? ¡Eso sí que es nuevo!" La sorpresa y la incredulidad eran evidentes en sus ojos.

"Disculpen, necesito pagar esto", dije mostrándoles los artículos que llevaba.

"¿Para quién son esos? No me digas... ¿creí que estabas protegida?" Sus ojos se agrandaron.

Rodé los ojos. "¡Sube más el volumen, a ver si nos escuchan todos!" El sarcasmo era palpable.

"¿Estás...?"

Lo interrumpí. "¡No dramatizas, vale?! Y si estuviera embarazada, ¿acaso te he buscado? ¡No lo hice, verdad?!"

"¡No estoy exagerando, de acuerdo?! Claro, si estás embarazada, debería saberlo porque soy el padre de tu hijo", afirmó con seriedad.

"¿Para qué? ¿Para acusarme de haber planeado todo esto para atraparte? ¡No, gracias! Puedo criar a mi hijo sola". Además, no tengo intención de decírtelo, pensé, pero preferí callarlo.

"No me importa si puedes criar a nuestro hijo o no. Soy el padre y eso me da derechos sobre el niño", dijo con voz amenazante.

Me acerqué a él. Su rostro mostraba una seriedad absoluta.

"¿Y qué? ¿Te has hecho cargo de todas las chicas con las que has estado y han quedado embarazadas?" pregunté en voz baja.

"Siempre me aseguro de practicar sexo seguro, excepto contigo, porque tú no quisiste. Así que si hay alguien de quien deba responsabilizarme, serías tú", dijo, y luego esbozó una sonrisa de suficiencia.

Me invadió la irritación.

"Como sea. No estoy embarazada, ¿puedes dejar de insistir con este tema? Te dije que esa noche tomé precauciones. ¿Puedo ir ya a la caja a pagar estas cosas?" dije tras nuestra discusión.

No tengo ningún plan de admitirle nada. No quiero compartir a mis hijos con él.

Él me miró fijamente durante un largo rato antes de asentir lentamente.

Rodé los ojos y me dirigí al mostrador.