C6 SOSPECHA

Sentí el ligero golpecito de Luna en mi hombro cuando nos subimos al coche.

"¿Podrías explicarme qué sucede después de nuestra reunión? ¿Qué hay entre tú y el Sr. Escarrer? ¿Se conocen?", me interrogó Luna.

Era más que evidente su gran curiosidad por mi relación con el Sr. Escarrer.

Me debatía internamente sobre si contarle la verdad o no. Prefería mantenerlo en secreto a toda costa.

"¡No quiero saber nada más de este proyecto!" exclamé, evitando responderle directamente.

Ella abrió los ojos como platos y me dio otro golpecito.

"¿Qué dices? ¿Has perdido la cabeza? Has esperado tanto tiempo por este proyecto con LHI y ahora ¿sales con eso?", exclamó incrédula.

"Sí, lo deseaba antes, pero ahora ya no estoy tan segura", murmuré apenas audible, pero lo suficientemente fuerte para que ella me escuchara.

Ella arqueó una ceja. "¿Todo esto es por el Sr. Escarrer? ¿Estás dispuesta a dejar pasar esta oportunidad por él? Dime la verdad, ¿qué relación tienes con el Sr. Escarrer?"

Solo desvié la mirada y guardé silencio.

"Te esquivas a propósito de mi pregunta. Eso solo hace que tenga más ganas de saber qué pasa entre tú y él".

De repente, sus ojos se agrandaron aún más. "¡Espera, Ellie! ¡No me digas que él era el tipo!" Volvió a entrar en un estado de histeria.

Todavía estaba procesando la idea que acababa de surgir en su mente. No podía creerlo.

"¡Estaba tan guapo! ¡Dios mío! ¡Qué suerte tienes! ¿Tienes idea de lo difícil que fue contenerme para no babear por lo atractivo que es? ¡Y resulta que es el padre de tus gemelos! ¡Eres la chica con más suerte del mundo!"

Ya no estaba segura si seguía hablándome a mí o a sí misma, porque no encontraba el momento de intervenir.

"¿No vas a decir nada?", preguntó de repente después de su monólogo.

Rodé los ojos. "¡Por supuesto que era guapo! ¿Crees que iba a escoger a un tipo feo para entregarle mi virginidad? Obviamente, una de mis exigencias esa noche era su apariencia. ¡Estamos hablando de mis hijos! Mis gemelos deben heredar buenos genes, tanto de su padre como míos", le aclaré.

"¡Vaya! No supero tu descaro, ¡pero qué suerte tienes! ¿De verdad no piensas decirle sobre los gemelos? ¡Es tu oportunidad de atraparlo!"

Sus palabras me dejaron atónita. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Esta era realmente mi amiga?

"Luna, creo que estás olvidando algo: soy Penélope Quinn Cabello, nunca he perseguido ni seducido a ningún hombre", le dije con un dejo de irritación.

Ella simplemente rodó los ojos. "Bueno, nunca has perseguido a un hombre, pero terminaste embarazada".

Abrí los ojos de par en par. "¡Tú y esa boca tuya!"

Ella realmente no sabía cuándo detenerse cuando algo la sobrepasaba. Por un momento, olvidó que, aparte del obstetra, solo ella y yo sabíamos de mi embarazo.

"Lamento haberme dejado llevar."

Simplemente negué con la cabeza.

Hoy es domingo, no tengo que trabajar y estaba en mi ático.

Si fuera por mí, me gustaría pasar todo el día aquí en casa y dormir un poco más, pero parece que a mis gemelos no les entusiasma la idea de quedarnos solo en casa.

Tenía antojo de algo, pero no lograba identificar qué. Así que decidí ir al centro comercial en busca de algo de comer.

Ya había visitado todos mis restaurantes favoritos, pero aún así, no conseguía dar con ese algo que quería comer.

Eran casi las dos de la tarde. "Gemelos, ¿qué os apetece comer?" Ya se nos había pasado la hora del almuerzo.

Caminando, me topé con un buffet coreano-japonés, la última tendencia entre los millennials de aquí. Lo llaman Samgyupsal, pero este lugar también ofrecía comida japonesa.

¡No podía creerlo! Por solo 550 pesos, podías comer toda la comida coreana y japonesa que quisieras. Pero como no tenía compañía, tendría que pagar como si fuéramos dos.

Me pareció razonable. El buffet más económico al que había ido costaba 1.400 pesos, y los demás oscilaban entre 2.800 y 5.000 pesos.

Por suerte, ya casi había terminado la hora punta del almuerzo, así que no tendría que esperar. Había escuchado que en este tipo de buffets las colas podían ser interminables.

Pedí todo lo que había en el menú. Al ser buffet, podía probarlo todo.

Mi mesa parecía un banquete con tanta comida. No veía la hora de empezar a comer.

Estaba disfrutando de mi comida cuando alguien se acercó a mi mesa.

"¿Puedes comerte todo eso?" preguntó el hombre.

Me irrité al ver quién era.

"No es asunto tuyo. Por favor, déjame en paz", siseé.

En vez de hacerme caso, se sentó frente a mí.

"Es solo preocupación por ti, ¿vale? Podrías acabar con dolor de estómago de tanto comer", dijo.

"Gracias por la preocupación, pero sé lo que hago", le respondí.

"¿Todavía crees que todo esto es coincidencia?" preguntó luego.

Rodé los ojos. Solo quería comer, pero este tipo aparece y empieza a soltar disparates.

"¿Me dejas comer tranquila?" dije, casi al borde de las lágrimas, porque solo quería disfrutar de mi comida en paz y él me estaba frustrando.

Vi preocupación en sus ojos. ¡Por favor!

"Está bien, está bien. Pero no voy a dejar que te comas todo esto. Eres tan delgada, ¿dónde va a ir toda esa comida si te la comes toda?"

"Podrías haber dicho directamente que querías comer gratis, sin necesidad de esas tonterías", le dije con tono irritado.

"¿Qué? Yo puedo pagar esto. Todavía no has pagado, ¿verdad?"

"¡¿Qué más da?! ¿Puedo comer ahora?" siseé.

Realmente quería disfrutar de mi comida, pero este tipo frente a mí me lo impedía.

¡Gemelos, por qué vuestro padre tiene que ser así! ¡Me saca de quicio!

"Está bien. Comamos."

Sonreí al fin, porque por fin podía comer. Probé todo lo que había en la mesa.

Estaba saboreando mi comida cuando este hombre volvió a hablar, y esta vez, me hizo sentir nerviosa.

"Estás subiendo de peso. Por tu estado de ánimo y la manera en que comes, de verdad creería que estás esperando un hijo mío."