C2 Capítulo 2

Isa Daley. Ha sido la amiga de Chadwick desde los tiempos del instituto.

Según lo que Adira había escuchado, Isa y Chadwick nunca fueron pareja. No obstante, los compañeros de su promoción comentaban que Chadwick había estado enamorado de Isa durante mucho tiempo.

"En pocas palabras, es un perdedor patético", sentenció Adira asintiendo con la cabeza.

Con los brazos cruzados, se plantó fuera de la habitación de su esposo y escuchó la conversación de Chadwick con su primer amor.

["¿Que si mi esposa es bonita? P-Pues sí. Reconozco que es realmente bonita."]

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus voluptuosos labios. Ella estaba bien consciente de ese hecho, pero escucharlo de otra persona siempre era gratificante.

["Pero para mí, no tiene atractivo,"] añadió Chadwick.

Al oír las palabras de Chadwick, la sonrisa en los labios de Adira se torció. Miró hacia la puerta cerrada y soltó un bufido despectivo.

"¡Pf!"

Elogió en su mente la osadía de su marido por buscar cómo huir durante su luna de miel, sugiriendo que durmieran en habitaciones separadas y diciendo que su esposa no le resultaba atractiva, todo esto ante otra mujer. Adira solo quería reírse y aplaudir irónicamente.

"Este hombre es único", pensó para sí.

Adira no sentía ni un ápice de celos. No le importaba que su marido estuviera llamando a otra mujer a mitad de la noche. Aun así, deseaba vengarse llamándolo a él poco atractivo.

Sin perder ni un segundo, Adira giró la manija y abrió la puerta de un portazo.

¡BAM!

La puerta se abrió con tal ímpetu que rebotó contra la pared de enfrente. La entrada abrupta fue un verdadero toque de atención para su esposo.

Chadwick quedó tan atónito que se quedó con la boca abierta, mirando a su esposa fijamente mientras aún sostenía el teléfono, sin haber tenido tiempo de colgar.

Adira se aproximó a él y lo saludó con voz potente. "¡Buenas noches, cariño!"

Sin articular palabra, Chadwick se quedó paralizado en su lugar, observando a su esposa con los ojos desorbitados. Jamás hubiera imaginado que Adira aparecería en su habitación, dejándolo completamente sin habla.

"¿Por qué estás llamando a otra mujer a estas horas de la noche?" inquirió Adira. "Te he estado esperando tanto tiempo. Así que cuelga ya y empecemos sin más preámbulos. Nuestro s*xo."

Los ojos de Chadwick se abrieron tanto que parecían más grandes de lo normal.

Se ruborizó hasta quedar del color del kétchup, mortificado al percatarse de que Isa seguía al otro lado del teléfono y había escuchado todo.

Con las manos temblando, cortó la llamada. Al alzar la mirada, que parecía incapaz de cerrarse, hacia Adira, exclamó: "¡Tú... tú... ESTÁS LOCA! ¿C-Cómo se te ocurre decir eso mientras todavía estaba al teléfono?"

Adira, fingiendo inocencia, se encogió de hombros. Le sonrió, y sus hoyuelos se marcaron en sus mejillas suaves.

La mandíbula de Chadwick casi tocó el suelo ante la despreocupada reacción de su esposa.

Adira Hale es la célebre y respetada CEO de Crimson Meadow. Competente, profesional y diligente. Por estas cualidades, Chadwick la tenía en alta estima como socia comercial, todo gracias a los excelentes rumores que había escuchado sobre ella. Pero ahora, estaba reconsiderando su opinión. Empezaba a entrever su verdadera personalidad, esa que no mostraba en público. ¡Estaba pasmado!

"No le veo el problema a que le pida a mi marido que se acueste conmigo", se defendió Adira, con las manos cruzadas detrás de la espalda, dándole un aire de compostura.

Con la respiración agitada, Chadwick replicó: "¿Así que estás diciendo que no has hecho nada malo?"

"Exacto", afirmó Adira con prontitud. "Pero tú sí. Me abandonaste en Japón, decidiste por tu cuenta cómo sería esta habitación y me has llamado poco atractiva."

La frente de Chadwick se arrugó al escuchar la última razón que ella adujo. Podía comprender su molestia por haberla dejado en Japón y por optar dormir en habitaciones separadas. No obstante, no lograba entender por qué se había ofendido cuando él la calificó de poco atractiva.

"Nadie me ha llamado fea hasta ahora. Por eso me sorprendió", aclaró Adira, incluso antes de que Chadwick pudiera formular la pregunta.

Chadwick exhaló un profundo suspiro. "Entiendo que estés molesta. Pero si irrumpes de repente en mi habitación como lo hiciste esta noche, yo también me sentiría ofendido".

"Entonces estamos a mano. Tú me dijiste poco atractiva y yo entré a tu habitación sin avisar. Estamos en tablas".

Chadwick inclinó la cabeza, desconcertado por su lógica. De todas formas, quería averiguar por qué ella había venido a su habitación.

"¿Por qué viniste a mi habitación?", inquirió.

Con una sonrisa, Adira respondió: "Para tener sexo contigo".

"..."

Después de unos minutos de silencio entre ellos, Chadwick preguntó de nuevo: "¿Cómo dices?".

"Te dije que vine para tener sexo contigo", repitió ella, radiante.

Chadwick parpadeó atónito y preguntó: "¿Estás... completamente segura?".

Adira asintió en confirmación.

"Espera un momento", interrumpió él, alzando la mano como para detenerla. "Nos casamos por conveniencia. ¿Eres consciente de eso, verdad?"

"Soy plenamente consciente. ¿Qué tiene eso?".

"Nos casamos de improviso, sin citas previas ni encuentros formales".

"Eso también lo sé".

"Si estás al tanto de todo esto, ¿cómo puedes proponerme tener sexo contigo?".

"Es una pregunta retórica", afirmó Adira. "Soy tu esposa. Y tú eres mi esposo. Es natural que una pareja casada comparta la cama".

Chadwick apretó los labios, formando una línea tensa. Sin duda, era su responsabilidad satisfacer los deseos sexuales de su esposa. Sin embargo, no estaba preparado para renunciar a su virginidad con una mujer a la que apenas conocía. Todo entre ellos era un mero trámite comercial, por lo que había supuesto que no tendrían mucha interacción. Además, Chadwick estaba convencido de que no era correcto tener relaciones sexuales con alguien a quien no amaba.

A pesar de ello, no tiene intenciones de enamorarse de Adira en el futuro. Por el momento, está buscando una excusa para impedir que suceda.

"Debo disculparme", expresó. "No puedo compartir la cama con alguien que no me atrae románticamente. Antes de iniciar esta relación, tenía la impresión de que ambos habíamos acordado que nuestro matrimonio sería estrictamente un asunto de negocios."

Adira asintió con la cabeza, dando a entender que lo comprendía.

"Así que, por favor, regresa a tu habitación", sugirió Chadwick.

No obstante, la obstinada esposa se mantuvo firme en su lugar.

Al captar la mirada inquisitiva de Adira, Chadwick inquirió: "¿Qué sucede? ¿Hay algo más que quieras decir?"

"Pues, estaba considerando otra posible razón por la que te resistes tanto a la idea de acostarte conmigo. Y se me ha ocurrido algo."

"¿Y eso qué sería?"

Adira dirigió su mirada hacia la zona baja de su cuerpo, justo al centro. Con una pausa dramática, soltó: "Es que la tienes pequeña, ¿no es así?"