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Puedes pensar que estoy loca por decirle que me estaba corriendo, que no se habría enterado si no le hubiera dicho nada, pero él lo sabía. Todos lo sabían. Mi espalda estaba arqueada, me retorcía y temblaba y mi esfínter anal se contraía alrededor de la polla de Oliver con tanta fuerza que él mismo se orgasmó, llenando mi recto con su ofrenda.
"Gracias, Amo por llenarme el culo con tu semen"