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A la hora de cenar, volví a hacer mis necesidades, sorprendido por la cantidad de semen que flotaba en el agua del retrete cuando terminé. Pasadas las siete, se cerraron las urnas y se encendieron los televisores para escuchar los resultados. Cada vez entraba más gente en el club, que había terminado su jornada, y mis tres agujeros de mierda se utilizaban cada vez más