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Tanner me hizo tumbarme en la cama y me esposó las manos al cabecero. Luego me ató las piernas a las dos esquinas inferiores de la cama. La humedad en mi sexo se convirtió en una inundación. Podía sentir cómo empezaba a gotear de mi gatito. Suki tenía razón cuando decía que la sensación de impotencia era excitante. Por último, Tanner aseguró la máscara alrededor de mis ojos. No podía ver nada