C5 Primera noche juntos

Al salir del dormitorio, me encaminé al baño para lavarme la cara. El espejo reflejaba mi aspecto desaliñado; estaba sucia y mi rostro mostraba las huellas del arduo viaje. Seguro que a Ren le parecí poco refinada. En fin, no es que nuestras vidas vayan a cruzarse de nuevo tras su recuperación y partida. Después, todo volverá a la normalidad.

Dado que Ren ocupaba mi cama, busqué dónde acomodarme en el salón. La casa era modesta: un solo dormitorio, el salón, una cocina pequeña y un baño minúsculo. Bastante acogedor para alguien que vive sola. Me arropé con una manta y me acomodé en una silla. Dormiría con la cabeza sobre la mesa del comedor. El cansancio me invadía tras el viaje al pueblo y el esfuerzo de ayudar a Ren en el camino de vuelta.

Ojalá Ren se recupere pronto...

...

Pasado un tiempo, Lin ya sumida en el sueño, la puerta del dormitorio se entreabrió con suavidad. Ren salió con el máximo cuidado para no despertarla, portando una vela que iluminaba su paso hacia el salón.

¿Pero qué hace esta chica? ¿Cómo se le ocurre dormir sentada? Con el frío que hace, acabará resfriándose. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que, en una casa tan pequeña, solo hay una habitación y una cama. Si yo ocupo su cama, ¿dónde se supone que debe dormir ella?

Esta muchacha es demasiado bondadosa, es un peligro para sí misma. Ahí está, durmiendo sin defensas, con un hombre que apenas conoce. Contemplé su rostro adormilado a la luz vacilante de la vela, y me sorprendí al descubrir lo atractiva que era. Su piel, fina y blanca como la nieve; sus labios, pequeños y rosados; sus ojos, grandes y con largas pestañas; sus cejas, bien definidas; su nariz, de proporciones perfectas; y su cabello, castaño oscuro, liso y largo...

Sin ser plenamente consciente, extendí la mano para acariciar su cabello suave y delicado. Me paralicé al sentir la textura entre mis dedos, dándome cuenta de que la había tocado sin pensar. Suspiré en silencio y retiré mi mano, reconociendo mi imprudencia. No podía dejarla allí; tenía que llevarla de vuelta a su cama, como era mi deber.

Con cuidado y delicadeza, Ren alzó el pequeño cuerpo de Lin en brazos y la llevó al dormitorio. Al llegar junto a la cama, la depositó con suavidad y la arropó con la manta cálida. Luego, se sentó en el suelo, al lado de la cama, y continuó observándola mientras dormía.

Ahora... ¿cómo debería proceder con mi misión de reconocimiento? Tengo que identificar las rutas más estratégicas para que mi ejército ejecute un ataque sorpresa contra la aldea. Solo dispongo de unos días antes de tener que volver y planificar la ofensiva con mi general en jefe. Espero que este viaje rinda frutos a pesar de los contratiempos leves e inesperados.

¿Es de día ya? La luz que se filtra por la ventana e ilumina mi rostro me indica que ha amanecido. Me estiro con pereza y tomo una profunda respiración. Siento que he tenido un sueño reparador y estoy bastante descansada. Me revuelco un poco mientras continúo estirándome en la cama...

¡Espera! ¿Cómo es que estoy en la cama? Pero si anoche... traje a un hombre a casa... atendí su herida y después le cedí mi cama para que durmiera. ¿Entonces por qué me encuentro yo aquí?

Eché un vistazo alrededor y vi a Ren durmiendo en el suelo junto a la cama. ¿Acaso me trasladó a la cama anoche después de que me quedara dormida en la sala? Pero si tiene el brazo lesionado, ¿qué pensaba al dormir en el suelo? Debe estar congelándose. Dejando de lado por un momento su brazo lastimado, va a resfriarse si sigue así.

"Ren... Ren..." Susurré su nombre mientras le sacudía suavemente. Se movió un poco, pero no despertó. Me agaché a su lado y me incliné para examinar su rostro. Tenía las mejillas sonrosadas y sudaba profusamente. Oh, no... Le toqué la frente con la palma de mi mano. Lo temía... Ren tiene fiebre alta.

"Ren... despierta, por favor. Tienes que pasar a la cama... ¡Ren!" Elevé un poco la voz y él lentamente abrió los ojos. Al menos estaba consciente. Sus ojos parecían perdidos y sus movimientos eran visiblemente torpes. El cuerpo le debe doler por completo a causa de la fiebre; necesito acomodarlo en la cama cuanto antes y darle medicamento.

"Lin..." Ren murmuró mi nombre con una voz débil y confusa.

"Ren... esfuérzate por levantarte. Yo te sostendré", le indiqué con paciencia mientras pasaba su brazo sobre mi hombro para ayudarle a incorporarse.

Con gran esfuerzo, finalmente logramos acomodar a Ren en la cama. Su cuerpo estaba ardiente y el sudor se había intensificado. Su respiración era agitada; la situación era preocupante. Tenía que administrarle medicina y refrescarlo con agua fría sin demora. Corrí a hervir agua y preparar el medicamento antes de regresar con un balde de agua fresca y una toalla pequeña.

--Continuará...