C10 El furioso Sr. Larsen
Dejando escapar un resoplido, me desplomé en las escaleras, proporcionando a mi trasero y a mis piernas algo de descanso.
Mis brazos sostenían el manojo de carpetas apretado contra mi pecho. El sudor me resbalaba por la espalda y la frente de tanto maratonear por las escaleras entre la tercera y la quinta planta. No sólo yo