C33 CAPÍTULO 33 En la isla
Bill la vio en el circuito cerrado de televisión. Seguía siendo hipnotizadoramente bella, incluso en su estado desesperado. Era un desperdicio si se la daba de comer a los tiburones. Su pelo largo y liso bailaba sobre sus hombros con cada movimiento que hacía. Sus labios sonrosados invitaban a todo el mundo a besarla. Sus inocentes ojos marrones expresaban un millón de emociones