C5 Capítulo 5

CAPÍTULO CINCO

LUCIAN CASTIEL

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"¡¿Cómo que ha desaparecido?!" rugí con un tono bajo y amenazante al padre de la novia a la que estaba destinado a casarme.

Hoy deberíamos estar firmando los documentos del acuerdo. Los rusos siempre habían sacado partido de la rivalidad entre nuestras familias para posicionarse como el principal proveedor de armas. Dejar atrás nuestra hostilidad y buscar la paz y colaboración era la estrategia más eficaz para minar el poder de Vladimir Petrov. Marcus parecía estar reculando con el cuento de que su hija había desaparecido.

"No aparece por ningún lado. Podría haber sido secuestrada."

Mis ojos se estrecharon con desconfianza hacia él y sus hombres. Si había algo que realmente detestaba, era que me tomasen el pelo.

La tensión se podía cortar con un cuchillo.

En cualquier instante podrían saltar las chispas y lo que era un ambiente tenso se convertiría en un caos violento en cuestión de segundos.

Mi tío Nicolás se acercó y posó su mano en mi hombro, siempre supo reconocer el momento justo antes de que perdiera los estribos.

La ansiedad era evidente en el semblante envejecido de Marcus, o bien estaba preocupado por no parecer convincente o realmente temía por Gabrielle.

Mi Brie.

La sola idea de que alguien se atreviera a secuestrarla, si es que era verdad, encendía una furia en mi interior y juraba que haría pagar a los responsables.

"Lucian, no podemos entrar en disputas ahora, este acuerdo nos beneficia a ambos y no tengo intención de sabotearlo. No hay tiempo que perder, mi hija podría estar en mayor peligro con cada minuto que pasa."

Mantuve su mirada, evaluando si podía creerle o no. Si resultaba que estaba jugando conmigo, lo mataría sin dudarlo. Pero por ahora, lo primordial era encontrar a mi Brie.

Di las órdenes con firmeza.

Había que localizarla a cualquier precio.

Me llamo Lucian Castiel, aunque muchos me conocen como el vengador.

Existen dos tipos de personas: las que me respetan y las que me temen.

Hace cinco años tomé el mando de nuestra organización tras mi padre, y desde entonces es mi deber ser el ejemplo a seguir por nuestros hombres. No hay margen para el error, nuestros enemigos deben saber que no soy alguien con quien se pueda jugar. Si mi padre fue el diablo, yo soy su descendencia directa. Esta es mi vida, y me enorgullezco de cada uno de mis logros.

La primera vez que vi a Gabrielle, ella tenía diez años.

Mi padre siempre insistió en la importancia de conocer cada detalle sobre nuestros adversarios, vigilando cada uno de sus movimientos para nunca ser sorprendidos.

Lo que primero capturó mi atención de ella fue su cabello, cómo caía en cascada dorada más allá de sus hombros. Sus ojos eran de un cristal puro. En cada foto suya, esa sonrisa inocente dejaba ver sus hoyuelos. Supe que estaba cautivado por ella, supe que era mía desde aquel entonces, aunque todavía no podía reclamarla.

Quizás nunca sepa cómo la observé convertirse en la hermosa mujer que es hoy.

No era una de esas rameras infieles que solo buscan sexo y dinero.

Y esos labios tan apetecibles, eran divinos; estaba seguro de que sabría exactamente como imaginaba, superando con creces todos esos años de fantasías sobre ella.

Mi Brie era inmaculada, pero también sabía cómo hacerme enloquecer de ira.

Soy un hombre implacable que no tolera ni el más mínimo desaire. Ni siquiera de su parte.

Logró irritarme cuando intentó rechazar el matrimonio; siempre he sido un hombre intransigente, tendría que habituarse a mi forma de ser.

El sonido de mi teléfono indicaba una llamada entrante; esperaba que fuese una buena noticia sobre el paradero de Brie.

La voz de Devin resonó casi al instante al otro lado de la línea.

"La hemos encontrado."

Esas palabras apaciguaron ligeramente mi corazón, pero mi furia aún estaba a punto de estallar, pensando en lo que haría con los miserables que se la llevaron.

"¿Dónde está? ¿Quién la tiene?"

Una pausa me hizo tensarme; deseaba estar allí, seguramente estaría lamentándose por un par de golpes.

"La vieron por última vez en el aeropuerto con uno de los guardaespaldas que suele acompañar a Marcus, creo que no está secuestrada."

¡Maldito bastardo!

¡Marcus me había engañado!

Exhalé con dificultad; Marcus se había retirado del acuerdo y no tuvo el valor de decírmelo cara a cara.

El tío Nicholas siempre sospechó que Marcus tenía un trato con los rusos, parece que tenía razón.

Marcus no saldría ileso, solo había logrado intensificar la rivalidad entre nuestras familias.

No era tanto la traición de Marcus lo que me enfurecía; ya estaba preparado para cualquier artimaña o alianza con mis enemigos.

Lo que me consumía era la furia por Brie.

¡Estaba en el aeropuerto, escapándose de mí!

Me percaté de que la línea seguía abierta y Devin esperaba nuevas instrucciones.

"No les quites ojo, estoy en camino", ordené con voz contenida.

"Entendido."

La llamada terminó. Si Brie piensa que puede huir de mí, pronto entenderá que ni los confines de la tierra serán suficientes para mantenerla lejos.

Se convertiría en mía en todos los sentidos imaginables. De eso no había duda.

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