DIOS DEL SEXO/C3 Rose, la futura productora de preservativos
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C3 Rose, la futura productora de preservativos

Se llamaba Rose, tenía 22 años y ya había completado sus estudios universitarios. Se graduó hace dos meses de una prestigiosa universidad estadounidense gracias a una beca. Algunas personas opinaban que era muy joven para ser graduada, pero ella replicaba que lo importante no era la edad, sino el conocimiento adquirido. Ya con título en mano, estaba en la búsqueda de empleo, no tanto por el dinero, sino por el deseo de comenzar una nueva etapa en su vida. Anhelaba ser como esas mujeres que madrugan para ir al trabajo, que se encuentran con rostros y actividades distintas cada día. Estaba harta de desconocer tantas cosas y estaba convencida de que necesitaba rodearse de gente nueva para seguir aprendiendo. Más que nada, quería ser feliz. No le importaría trabajar sin remuneración; después de todo, eso era lo que buscaba. No daba mucha importancia a lo material, convencida de que, al final, todos partimos de este mundo sin llevarnos lo acumulado.

Había vivido en Estados Unidos durante mucho tiempo con su mejor amiga, Annabel, en el apartamento de esta. Desde que fallecieron sus padres, Annabel había sido su apoyo incondicional, aunque ¡vaya que Annabel podía ser insoportable! Era una amiga divertida, irritante y traviesa.

Era un lunes por la mañana y, como de costumbre, el día transcurría sin novedades para Rose. En realidad, todos los días parecían iguales. La rutina de visitar distintas empresas en busca de trabajo y enfrentarse a rechazos constantes era algo a lo que se había acostumbrado, pero mantenía la esperanza de que, eventualmente, encontraría un empleo. Su naturaleza introvertida le impedía conectar con su entorno, razón por la cual no había notado una vacante en una empresa en particular. Annabel le había mencionado Evidence Condom Limited, conocida como The Women Company, una empresa que, según decía, daba preferencia a las mujeres. Al principio, Rose se sorprendió; nunca había escuchado de una compañía exclusiva para mujeres, y menos aún de una empresa de preservativos. La curiosidad la invadía y estaba impaciente por descubrir por qué era una empresa solo para mujeres. Solo conseguiría esa respuesta si la contrataban, pero ¿qué pasaría si Evidence Condom Limited la rechazaba como las demás? A pesar de todo, Rose seguía creyendo que, tarde o temprano, encontraría su oportunidad laboral.

Eran las 8 de la mañana y Rose aún dormía, olvidando por completo que tenía una reunión con el director general de Evidence Condom Company Limited. Por suerte, la alarma de las 8 la despertó.

Todavía recostada en la cama, Rose mantenía los ojos abiertos, mirando fijamente al techo, sumida en sus pensamientos, cuando Annabel entró en la habitación.

"¿Ya no piensas ir a la entrevista?"

"¿Qué entrevista?"

Annabel se plantó frente a Rose, perpleja ante la aparente amnesia de su amiga. ¿No le había recordado ella misma que tenía una entrevista hoy? ¿Por qué entonces esa pregunta?

Annabel observó a Rose, confundida y desorientada.

"Espera... ¡Dios mío! ¿La entrevista? ¡Jeeeeeeeez!" Rose saltó de la cama, miró la hora y exclamó:

"¡Son las 8 y aún no me he preparado! La entrevista es a las 10, ¡y ni siquiera me he duchado! Jeeeeeeeeeez, soy una tonta y merezco un bofetón."

Annabel seguía allí, viendo cómo su amiga se reprendía a sí misma, pero no pudo evitar comentar ante la autocrítica de Rose.

"Claro que te mereces un bofetón, y uno bien fuerte. No te quedes ahí parada y ve a prepararte para tu entrevista de condones..." dijo con una sonrisa pícara y juguetona en los labios.

Rose ya estaba en el baño cuando escuchó el comentario de Annabel y no pudo resistirse a contestar.

"¿Entrevista de condones?" Jajajaja. "Qué tonta eres."

Las risas de ambas se mezclaron y rebotaron contra las paredes del baño.

Poco después,

Rose había terminado de ducharse. Ahora estaba frente a un elegante espejo en la pared de su habitación, aplicándose un poco de maquillaje, cuando Annabel la interrumpió de nuevo.

"Dime, ¿a qué puesto estás postulando en esa empresa de condones que mencionaste?"

"¿Eh? No es mi empresa de condones. Se llama Evidence Condom Company Limited. Siempre tan juguetona." Respondió ella, sin dejar de aplicarse el lápiz labial.

"Da igual, nena, pronto serás parte del equipo y eso prácticamente hace que la empresa sea tuya también, porque van a necesitar lo mejor de ti para progresar. A lo mejor si producían 1.000 condones al día, con tu ayuda podrían llegar a 1.001 ¡Jajajaja!" Se burló de ella entre risas. "Rose, la magnate de los condones."

"¿Eh? Por favor, déjame prepararme tranquila. Prefiero no llegar tarde."

"Disculpa, señorita magnate de los condones. ¡Ay! Digo, señorita Rose." Volvió a picarla.

"¿Puedes parar ya?"

"No, no voy a parar y tampoco puedo."

"Annabel..."

"Señorita magnate de los condones, son las 9:00 y todavía estás aquí."

"¡Rayos! Siempre sabes cómo distraer a la gente y hacer que te presten toda la atención."

"Jajajajaja."

"Y ahí va de nuevo con su risa malévola."

"Jajaja. Amor, concéntrate en prepararte, ¿sí? Para que no llegues tarde a tu... estem, a tu entrevista."

"No te diré nada hasta que vuelva."

Rose se dio prisa y, finalmente, estaba lista para salir. Tomó el pomo de la puerta mientras Annabel decía:

"Voy a salir, pero cuando vayas a regresar, avísame para decirte dónde encontrarme."

"Vale. Hasta luego, amor."

Se acercó a Annabel y le dio un beso de despedida.

"Adiós, cariño."

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