C16 16
Daniel entró a la sala de espera en la que se paseaba una Diana bastante angustiada. Apenas lo vio, ella corrió a él y lo abrazó.
—Viniste –lloró ella en su pecho, ahogando sus sollozos sobre su camisa—. ¡Viniste!
—Claro que vine –susurró él, abrazándola. Ella no dejaba de llorar, los hombros le temblaban, y él no tuvo más remedio que esperar a que se calmara un poco.
—Tengo tanto miedo