C19 19
Daniel entró como una tormenta a la mansión, llamando a Diana a gritos, y abriendo cada una de las puertas de los diferentes salones de la mansión. Los sirvientes, que lo conocían, se asustaron un poco al verlo así, pero no dijeron ni hicieron nada por buscar a Diana, sólo se quedaron allí, de pie, viéndolo mientras él gritaba llamando a Diana y abriendo una puerta tras otra.
Al escucharlo