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—¿Qué le dijiste? –le preguntó Diana a Daniel cuando estuvieron a solas de vuelta a su casa. Daniel estaba en el otro extremo de la cama, llevando ya su pijama y con las luces apagadas.
Habían llegado bastante tarde de casa de David, y Diana sospechaba que era evitando llegar a casa demasiado temprano y ponerse sólo a mirarse las caras.
No era la primera vez que algo así sucedía