C27 26
Marissa entró temprano por la mañana a la oficina de su padre y dejó sobre su escritorio una carta. Al ver el asunto, Hugh frunció el ceño en un gesto ominoso.
—¿Renuncia? ¿Qué mierda es esta? –le gritó. Marissa tragó saliva y se mantuvo derecha.
—Sí, estoy renunciando a mi trabajo.
—¡¿Por qué diablos?!
—Porque necesito renunciar. He dejado todo organizado