C8 7
David la vio abrir la puerta y algo se disparó dentro de él. Fue como un estallido que lo impulsó, y al instante estuvo tras ella, cerrando de golpe la puerta e impidiendo que ella saliera.
—¿A dónde vas? –preguntó, y la escuchó reír.
—¿Cómo que a dónde? A mi apartamento, claro. No quieres que esté aquí.
—Dios, Marissa… —apoyó su frente en su cabello, e inspiró fuertemente