C8 La mía.
Adea
El aire en mis pulmones se congela mientras lucho por mantenerme en carrera. "Corre, Adea", me incita mi lobo con voz débil. Alcanzo el final del pasillo y giro por las escaleras, rasguñando mi hombro contra el muro de piedra.
Una mueca de dolor se dibuja en mi rostro, pero no tengo más opción que seguir adelante. Los gruñidos y el sonido de carne desgarrándose llegan desde afuera