C9 Adea
Shane
Aquella mañana desperté con una loba entre las sábanas. "Maldición", susurré en un gemido contenido. Sus labios estaban ceñidos alrededor de mi miembro ya erguido. Ella yacía entre mis piernas y observé cómo su cabeza se movía en un vaivén.
"Buenos días, Alfa", murmuró con la boca ocupada. No me tomé la molestia de apartar las sábanas para verla