Mi matrimonio con el ruso/C3 No vas a dejarme
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C3 No vas a dejarme

—Che cosa sta succedendo? Non è così che immaginavo la mia vita matrimoniale— ¿Es así cómo serán mis días de ahora en adelante? ¿Andrey solo estaba fingiendo ser alguien diferente conmigo? Entonces, ¿por qué quiso casarse?

Mis ojos estaban llorosos lo que dificultaba que pudiera ver perfectamente todo a mi alrededor. Andrey se había ido supongo que a su trabajo, después de lo que hizo en el comedor no quería verlo, así que aproveché que se fue para explorar todo el lugar alrededor de la casa.

El terreno de la mansión era enorme, sellado por enormes arbustos bien podados que rodeaban todo el perímetro. Junto a la casa, había una piscina gigantesca, supongo que debe ser usada mucho por Andrey durante el verano. Recuerdo que en uno de nuestros paseos a Venecia me había contado de su fascinación por la natación. Seguí caminando y a lo lejos vi un establo. No puedo creer que él tenga caballos. Corrí seguida por Anika para llegar aún más rápido.

—Woah, son hermosos— De reojo pude ver a Anika asentir ante mi comentario. Me acerqué a un hermoso caballo de color negro que estaba asomando su cabeza y lo acaricié

—Estás mejorando mi día hermoso— Dejé de acariciar el caballo y me alejé al ver volver a los trabajadores

A lo lejos pude ver una casa que, aunque no era tan grande como la mansión si era bastante bonita y se encontraba dentro del terreno de la mansión solo que un poco apartada

—¿Y esa casa?— Le pregunté a Anika

—Ahí es donde vivo señora Paula— Sonreí al escuchar que por fin había decidido decir mi nombre

—Has traído contigo ese papel toda la mañana, ¿es algo importante?— Nerviosa me entregó la hoja

—No sabía cómo darle esto, señora. Usted estaba muy triste, por lo que decidí esperar

Miré la hoja con detenimiento, un título escrito muy en grande con letra negra fue lo primero que noté

"Reglas de la mansión Volkov"

•Prohibido la entrada ya sea a la habitación u oficina del señor Volkov.

•Se necesita autorización del señor Volkov para dejar la mansión.

•Frente a amigos o invitados del señor Volkov debe ser lo más hospitalaria posible.

•No cambiará nada de la decoración de la casa.

•Esta completamente prohibido ir al área oeste de la mansión.

Y la lista solo continuaba con más ridiculeces

—Y esto, ¿es para toda la casa o solo para mí?— Anika no me contestó por lo que tomé su silencio como respuesta de que solo era para mí.

Está más que claro, Andrey no me considera su esposa y si así es como el quiere las cosas, por más que lo ame no voy a tolerar esto, le pediré la anulación de nuestro matrimonio.

—Qué hay en el área oeste de la mansión? ¿Por qué no puedo ir ahí?

—No...no lo sé señora— Es claro que no sacaré nada de Anika, si Andrey me está ocultándo algo no le diría a ella

Volvimos a la mansión debido al viento que estaba haciendo, no me haría nada bien permanecer tanto tiempo afuera.

—Le traeré un té— Me quedé sentada en la sala observando aún la lista de reglas en mi mano.

Me habré apresurado al aceptar casarme con Andrey. En este momento siento que es un completo desconocido. Ya ni siquiera estoy segura de que alguna de las cosas que me contó fueran verdad. Ya no puedo estar segura de que en verdad me ama.

—Aquí está su té, señora Paula— Tomé la tasa y le di un sorbo. Mi cuerpo se calentó al instante en el que ese sabroso té de manzanilla tocó mis labios

Cuando lo terminé estaba por irme a mi habitación cuando la puerta principal se abrió. Andrey entró riendo a carcajadas junto con alguien más. Un hombre de su misma estatura y complexión física, solo que este tenía el cabello negro y sus facciones eran más relajadas que las de Andrey, no se veía tan intimidante pero aún así lucia muy elegante.

Me levanté y fui a su encuentro, no podía darle chance de que me ignore y se encierre en su estudio.

—¿Qué significa esto, Andrey?— Le dije lanzandole su estúpida lista de reglas. —¿Quién te crees que soy? Un perro al que puedes estar dándole reglas. ¡SOY TU ESPOSA!— Ya no me importaba que haya un desconocido junto a él, quería explicaciones.

—Diego, por favor toma asiento, resolveré esto y continuaremos nuestra conversación— Me tomó del brazo y me llevó hasta su habitación.

Pensé que estaba dispuesto hablar pero justo segundos después de que soltó mi brazo me abofeteo tan fuerte que caí al piso. Llevé mi mano a mi rostro sin levantarme mientras sentía en mi boca un sabor metálico.

—Pensé que eras más inteligente, Paula. No debiste hacer eso. Lo único que espero de mi esposa es obediencia y educación— Empecé a reírme aún manteniendome en el piso

—¿Esposa? Si quieres todo eso, ¿por qué mejor no te compras un perro?— Furioso me tomó de los hombros y me obligó a levantarme mientras me sacudía.

—Paula, no juegues con mi paciencia. Haz lo que dice la maldita lista y estaremos bien— ¿Enserio cree que podré vivir de esta manera? Siguiendo cada una de sus reglas sin decir nada.

—No, Andrey. Pediré la anulación de mi matrimonio ya sea que quieras o no y volveré a Italia.— Okey, tal vez no debí decirle eso, nuevamente golpeó mi rostro y rodeó mi cuello apretando con fuerza

—NO VAS A DEJARME! NADIE PUEDE DEJARME SI NO LO PERMITO— Soltó mi cuello justo cuando mi visión comenzaba a tornarse oscura. Caí al piso por impulso viendo como él se marchaba de la habitación.

Ahora más que nunca tengo claro que debo salir de esta casa. Necesito encontrar la forma de volver con mi madre, nunca debí haberme marchado en primer lugar. El hombre que pensé me amaba con locura me había demostrado lo peligroso que podía ser y no quiero. No quiero seguir a su lado con el temor de que vuelva hacerme algo aún peor que esto.

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