C51 La Carta
Al llegar a casa fui recibida por mi madre y nana, las cuales pusieron una cara de horror al verme cubierta de sangre.
—Paula, hija ¿Estás herida?
—Tranquila mamá, esta sangre no es mía— Le dije mientras me adentraba a la casa para lavarme. Seguir viendo mis manos manchadas de sangre solo era un recordatorio de que Andrey podría estar muerto en este momento