C8 Ocho
Mis ojos se abrieron de repente y me sentí debilitado hasta lo más profundo de mi ser; ni siquiera podía mover un dedo. Mi cabeza me dolía tanto que parecía que iba a morir.
El dolor era tan insoportable que penetraba hasta el tuétano...
Abrí los ojos aún más para tratar de discernir mi entorno, para reconocer dónde me encontraba, pero todo era una mancha borrosa