C33 Treinta y Tres
La mente de Hayleigh se quedó en blanco.
Su vista se desvió hacia la pistola que apuntaba a la sien de Rowen. En los ojos de Rowen había una calma inquebrantable de la que trató de sacar fuerzas, pero no sirvió de nada para aplacar el martilleo salvaje que sentía en el pecho.
"No me enteré del código de vestimenta de esta noche, Keiran. Yo también me habría puesto algo bonito"