C59 Mi bebé....
Octavia podía sentir toda la sangre drenando de su cuerpo. Sus piernas se enfriaron y temblaron ligeramente cuando él se apartó de ella, caminando de vuelta a la mesa.
¡Santo Dios! ¿De verdad iba a hacerlo? ¿Incluso con lo pálida que estaba? Porque estaba bastante segura de que su palidez debería ser suficientemente obvia.
Con manos temblorosas