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C8 Capítulo 8

Esa misma noche Elisa, la novia de Jared, se quedó a dormir en la casa. Y al día siguiente fuimos juntas a la escuela de arte. Nuestras materias de hoy no coincidían, pero por lo menos aprovecharíamos el camino para charlar.

Ella estudiaba principalmente dibujo artístico, pero también le apasionaba pintar con óleo. Incluso me mostró algunas imágenes de sus obras y eran realmente excelentes.

Luego me contó cómo conoció a su novio en un parque de diversiones luego de que se descompusiera por subir a una montaña rusa… Si, nada romántico. Pero en fin, luego de eso se volvieron buenos amigos y poco a poco se fueron enamorando. Hacía cuatro años que estaban juntos y comenzaban a planear mudarse a un departamento solos.

Elisa era la hija más chica de una familia bastante numerosa, tenía cuatro hermanos más y lamentablemente eran todos hombres, así que sabía muy bien lidiar con el sexo masculino.

-¿Y tú tienes hermanos?- preguntó

-No, pero me hubiera gustado- me sinceré.

-Puedo regalarte uno de los míos si quieres, ya no los soporto- bromeó y nos echamos a reír.

-No por favor, no más hombres cerca-

-¿Lo dices porque debes vivir rodeada de esos tres?- sonrió haciendo referencia a mis compañeros de casa.

-Si… Aunque Jared es muy divertido, y Scott muy simpático- pensé en voz alta.

-Okey, claramente el problema es el otro- dijo sonriendo.

La observé con ojos abiertos al darme cuenta que había dejado al descubierto mi poco aprecio hacia él, y el problema era que tal vez ellos eran amigos.

-No te preocupes- continuó al verme -Prácticamente no lo conozco-

-¿Ah no?- pregunté confundida -Creí que vivía en la casa hace mucho tiempo…-

-Eso no lo sé, nunca le pregunté a Jared. Pero nunca lo había visto antes… Es un tipo un poco extraño-

-¡Definitivamente!- exclamé -Qué alivio no ser la única que lo piensa-

-Sólo sé que es buena persona porque Jared le tiene aprecio, y él es bastante intuitivo-

Asentí en silencio dubitativo.

-¿Cómo lo conociste tú?- me preguntó.

- Hace unos días cuando llegué al pueblo casi choco mi auto contra el suyo- alcé mis cejas y Elisa rió -Y luego me preguntó si estaba parando en algún lugar y bueno, terminó llevándome a la casa- expliqué.

-¿Puedo decirte algo sin que te moleste?-

Joder siempre que decían eso era obvio que me iba a molestar.

-Claro- murmuré observando que la escuela estaba cerca.

-Creo que le gustas-

Giré rápidamente mi cabeza hacia ella.

-¿Es una broma?- pregunté pero Elisa estaba muy seria.

-No, realmente lo digo. Anoche no dejaba de mirarte durante la cena-

-Dudo mucho que le guste, al contrario siempre está molestándome o ignorándome-

-No lo sé…- respondió pensativa durante largos segundos -Tal vez me equivoqué- concluyó -Bueno, aquí entro hoy, ¡Nos vemos pronto!-

Elisa y yo nos saludamos con un beso en la mejilla y nos despedimos.

Ella había dado por terminado el tema pero en mi cabeza no podía dejar de pensar en todo lo que había dicho de Máximo.

POV Máximo

-Si, así es. De acuerdo, hasta luego- terminé la llamada y alcé la vista hasta la puerta principal del edificio. En cuestión de minutos Anastasia debía estar por salir de su clase.

Joder, era bastante tedioso tener que hacer esto, pero no tenía muchas opciones.

Por lo menos ella era una mujer bastante divertida. Yo pensaba que iba a ser sumisa y aburrida, pero en su lugar le gustaba darme batalla y eso me sorprendió. Sin duda no era la “niña” que me habían descrito, era toda una mujer. Y qué mujer…

Tampoco era una princesita, pero me gustaba llamarla así solo para ver su rostro de molestia. Era muy gracioso, sus mejillas se teñian de color rosa y sus ojos se achinaban.

Bufé molesto al encontrarme nuevamente pensando en ella. No debía dejar que me distrajera; tenía muy claro cuál era mi postura.

Su pequeña figura captó mi atención. Era imposible no notarla. Tal como le había dicho, era obvio que no pertenecía aquí, por más que ella intentara ocultarlo.

De pronto nuestras miradas se cruzaron y enlenteció su andar.

Primero sus labios se entreabrieron y una mueca de sorpresa se instaló en su cara. Pero unos segundos después fue reemplazada por una de enojo. A paso firme se acercó a mí como si fuera un tornado a punto de arrasar con todo a su alrededor.

-¿Me estás siguiendo?- soltó cuando estuvo a pocos pasos de mí.

No pude evitar reír al escucharla.

-Claro que no-

-¿Y qué haces aquí?- se cruzó de brazos de modo desafiante. Joder que le sacaba como dos cabezas, no me daba miedo en absoluto. Al contrario, solo sentía ternura.

-Vine a buscar a una amiga- mentí.

Su rostro se suavizó e incluso me atrevo a decir que se sintió avergonzada.

-Una amiga- repitió dubitativa. Al parecer no me creía del todo, pero no me importaba.

-Si… El mundo no gira a tu alrededor, princesita-

Anastasia apretó su mandíbula con enojo.

-No veo la hora de ganar la estúpida apuesta y que te alejes de mí- dijo molesta y se dio media vuelta alejándose de mí.

Bueno, tal vez me había excedido un poco. Pero así era mi forma de ser, poco me importaba lo que otros opinaran de mi. Tenía que asegurarme de que no iba a sospechar de mí, y haría lo necesario para eso.

En verdad no existía ninguna amiga, no tenía tiempo para eso ahora. Aunque no era una mala idea…

La observé marcharse mientras su cabello claro se balanceaba al compás de su andar. Era muy bella, pero tenía que enfocarme en mis obligaciones.

La apuesta había sido una gran idea para poder tenerla cerca, y no porque realmente lo quisiera, sino porque debía.

Aunque para ser honesto, estar a su lado no era tan malo después de todo.

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