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"¿Es una de tus amantes?" inquirió Oliver con recelo cuando el teléfono de su amigo sonó por tercera vez. Estaba acomodado en el sofá al lado de Adam, en el opulento despacho de este último.

"¡No es nada!" replicó Adam con voz glacial, sin atender la llamada.

Oliver lo observó detenidamente por unos instantes, tratando de descifrar si realmente algo andaba mal. Como era habitual, Ollie intuía que algo no iba bien, pero conseguir que Adam se abriera a él era harina de otro costal. Jamás había conocido a alguien tan hermético como su mejor amigo.

Justo cuando Oliver iba a retomar su charla, el teléfono de Adam sonó de nuevo.

Soltó un improperio en voz baja, llevándose la mano al rostro. "Un momento", le indicó a Oliver, y finalmente contestó la llamada.

"¿Qué sucede, mamá?" Elevó la voz al hablarle.

Oliver observaba cómo su mejor amigo dialogaba con su madre al otro extremo de la línea. Adam no articuló palabra alguna. Se limitó a escuchar todo lo que su madre decía con una expresión de tedio. Y tan pronto como transcurrió un minuto, colgó.

"Estoy convencido de que no la dejaste terminar lo que te estaba diciendo", señaló Oliver al instante.

Adam lo ignoró. Puso su teléfono en modo silencio y lo deslizó en el bolsillo de su chaqueta.

"No puedes seguir por este camino", susurró Oliver.

"¿A qué te refieres?" preguntó Adam al punto.

"¿Alguna vez les perdonarás? Tu madre te ama tanto."

"¿Has dicho 'amor'?" Adam respondió con una mueca de repulsión. "Doreen y George son las personas más egoístas que he conocido. Solo se aman y se preocupan por sí mismos, ¡y quizás por mis hermanos!"

"¿Qué tal si han aprendido la lección y solo buscan enmendarse contigo?".

"¡Ahí vas de nuevo, tomando su maldito bando! ¡No tengo ganas de discutir ni de hablar de quienes arruinaron mi vida y ahora fingen que les importo!"

"Siempre estaré a tu lado, Adam, pero ¿no estás harto de todo esto?"

Adam Sleeves soltó un suspiro, pasando sus dedos entre su cabello algo desordenado.

"Vamos, hace años que no te veo sonreír. Ni siquiera recuerdo la última vez que te sentiste realmente feliz. No te llevas bien con tus padres, hermanos y ni siquiera con tu propia familia. Actúas como si todo estuviera bien y como si no necesitaras a nadie".

"¡Oliver!" Adam se quejó, masajeándose las sienes.

"Basta de tonterías, Adam, sabes que estoy en lo cierto. Escondes tu dolor sumergiéndote en el trabajo, en relaciones pasajeras, en la bebida y el tabaco. ¿No estás exhausto de vivir así, de manera tan patética?"

"Te importo mucho. Siempre estás ahí cuando surge algo, pero tú no me dejas hacer lo mismo por ti. Tengo que forzarte a hablar antes de que te abras conmigo".

Adam emitió un largo y profundo suspiro. "¿Cómo puedo estar ocultando algo si no hay nada en mi vida que tú no sepas? No puedo negar que mi vida es patética, porque esa es mi realidad".

"Tengo todo el dinero del mundo, la fama, miles de mujeres al alcance de mi mano, y aún así, ¡me siento tan vacío! ¿Tienes alguna solución para eso?" le dijo Adam a su mejor amigo.

"¿Qué hay de tus padres, tus hijos, tu esposa? ¿Cómo no vas a sentirte vacío si no les das cabida en tu vida?"

"¿A esas personas que arruinaron mi vida?" Adam se mofó. "Prefiero irme al club que quedarme aquí hablando de ellos contigo".

"¿Estás enfadado también con esos niños inocentes?" preguntó Oliver incrédulo.

"¡Por supuesto que no! Son mi propia carne y sangre y, como bien dices, son inocentes. ¿Por qué habría de estar enfadado con ellos?"

"Es una lástima que hayan nacido de unos padres tan lamentables como Tessie y yo. Sin duda, merecen algo mucho mejor."

"Todo esto tiene que ver con ELLA, ¿no es así?" Oliver mencionó por primera vez en mucho tiempo, mirando fijamente a Adam.

"¿Con quién?" Preguntó él, frunciendo el ceño.

"¡Katherine!" Susurró, aunque lo suficientemente fuerte para que Adam pudiera oírlo.

Oliver no pudo ignorar el dolor en los ojos de Adam antes de que desviara la mirada.

Suspiró Oliver. "Tienes que superarlo, colega."

Adam se volvió hacia él. "¿Y tú crees que no he intentado superarlo?"

"Han pasado años y te juro que no ha habido un solo día en que no haya pensado en ella. A veces creo que merezco mi lamentable vida, como castigo por todo lo malo que le hice."

"Adam..." empezó a decir Oliver, pero Adam lo interrumpió.

"Sé que te preocupas por mí y realmente valoro tu interés, pero no quiero hablar de ELLA, ni de mis padres, ni de mi esposa, ni de mis hermanos."

Oliver iba a añadir algo más, pero Adam lo interrumpió de nuevo: "Me he acostumbrado a este estilo de vida, sé que la felicidad no es para mí y estoy bien con eso. Debo irme, Sandra debe estar esperándome en el club." Dijo, echando un vistazo a su reloj.

"¿Sandra?" Repitió Oliver, sorprendido.

"No, no es Sandra Banks. A esta la conocí hace unas semanas."

Oliver soltó un suspiro. "Sé que no debería decirte cómo vivir tu vida, pero siendo honesto, tu actitud despreocupada no me agrada. Puedo entender que detestes a tu esposa, pero ¿no podrías conformarte con una sola amante en lugar de tener varias?"

"Ellas siempre vienen a mí, ¡recuérdalo!" Contestó él, con total indiferencia.

"¿Y qué hay del autocontrol? Entiendo que las utilizas para distraerte, pero tienes que ponerle un límite. Si no es por ti, hazlo por tus hijos. Tarde o temprano, van a sufrir humillaciones por tus actos. Dices que merecen algo mejor y, sin embargo, no tomas medidas para mejorar la situación."

Mira, sé que arrastras un pasado de mierda del que no te sientes orgulloso, uno que te ha convencido de que eres una mala persona que no merece ni un ápice de felicidad, pero estás equivocado, amigo. Conozco tu verdadera esencia. Si realmente fueras así, jamás habríamos sido amigos. Tienes que perdonarte y soltar toda esa ira y dolor que te atormentan", dijo Oliver, mirando intensamente a su mejor amigo.

Adam permanecía en silencio y, por su expresión, parecía reflexionar profundamente sobre las palabras de Oliver.

"¿Cómo van las cosas con Jessica y Evan?" preguntó Adam tras un momento.

Oliver le lanzó una mirada que decía '¿me estás tomando el pelo?'

Adam suspiró, desviando la vista.

"Me voy", murmuró Oliver, levantándose de su asiento. Estaba a punto de irse cuando recordó algo importante.

"Nuestro aniversario de boda es en dos semanas y vamos a celebrarlo con una pequeña fiesta solo para amigos cercanos y familiares. ¡Más te vale que vengas!", dijo Oliver con tono inapelable.

Adam asintió.

"¡Espero que sea un SÍ de verdad!", le advirtió Oliver con severidad.

"Allí estaré. Me alegra que me lo hayas dicho con antelación. Me aseguraré de tener la agenda libre".

"Todavía te ves con Sandra, ¿no es así?"

"Prefiero pasar la noche con ella que volver a casa con Tessie", contestó Adam sin titubear.

En ese instante, un golpe en la puerta de cristal los sacó de su conversación. Al mirar para ver quién era, dado que ya era muy tarde para ser hora de oficina, Oliver se encontró con un rostro desconocido, pero por su aspecto, intuyó quién podría ser.