C12 Capítulo 12

Lía sale de su casa y toca la ventanilla del coche.

- Tortolitos, no es por nada pero mis vecinos son muy chismosos y si no quieres que tu madre mañana sepa que tienes novio deja esos besos tan eroticos para dentro de casa.

- Venía a verte. - Le finjo una sonrisa.

- Entramos tengo tu regalo dentro, ¿O nos vemos luego?

- Luego sabes que no.

- Lía, lo siento pero le he pedido que me de este día para mi solo, siempre estamos rodeados de alguien, porque aún no ha querido decirle a sus padres nada - lo miro de reojo - y la excusas son que están con ustedes así que siempre hay alguien.

- Ya ya. Ya entendí necesitan intimidad. - dice mientras suelta una risita.

- ¡Lía! - Le reprendo

- ¿Porque no lo llevas a tu piso?

¡¡¡Joder!!!

Mis padres me regalaron un piso cuando me fui a la universidad por si un día se me hacía tarde no volviera a casa, pero en realidad lo han usado ellas de polvera, creo que solo me he quedado una noche allí.

- ¿Tienes un piso? - pregunta Brais con cara de sorprendido y yo asiento. - ¿Y porque no me lo habías dicho?

- Ese piso me lo regalaron mis padres cuando empecé la universidad... pero lo usan ellas como polvera.

- ¿Polvera? - dice riéndose.

- ¡Lua! No seas descarada. - dice una sorprendida Lía.

- No lo soy ustedes lo usan para acostarse con sus novios cuando tienen a sus padres en casa y lo sabes, si mal no recuerdo dormí una vez nada más en ese piso.

Brais sacude la cabeza muy fuerte.

- Vale vale, estoy intentando quitarme eso de la cabeza. - entonces me mira - No quiero que tu primera vez sea donde tus amigas pasan el rato con sus novios.

- Será donde tenga que ser, y no es hoy.

- ¡Qué bonito! ¡¡Ay Lua que romántico lo que te ha dicho!!

Entonces recibo una llamada "Mama"

- Dime Mamá.

- ¿Donde estas Luana?

- Con Lía.

- Hola señora María. - grita Lía

- Vente a casa a surgido un imprevisto.

- ¿Va todo bien mama? ¿Papá está bien? ¿Mathi?

- Papa y Mathi están bien, tu tía Flor se ha caído y se ha roto la cadera y tenemos que irnos para el pueblo unos días, tal vez una semana.

- ¡Vaya! Pero mama, yo tengo exámenes me tengo que quedar.

- Ya me imaginaba tu respuesta y he hablado con Verónica y le he pedido que te dejara quedar en su casa estos días, me sabe mal irme el día de tu cumpleaños cariño.

¿Dijo Verónica? ¿La madre de Brais?

Pero me hago la loca.

- ¿Cuál Verónica?

Brais al escuchar el nombre de su madre se pone alerta abre los ojos me pregunta con la mirada y yo con la mía le digo que este tranquilo.

- Hija Verónica. - Repite como si empezará a molestar - la madre de ese compañero tuyo nuevo que vinieron el otro día a cenar.

- ¿La madre de Brais?

- Esa misma.

- Pero mama, yo ya soy mayor de edad y puedo quedarme sola en casa.

- Lo sé, pero me quedo más tranquila.

Me despido de mi madre por teléfono, miro a Brais y sonrío. Me abrazo a su cuello como puedo, y él se agacha.

- ¿Qué ha pasado? - Pregunta aterrorizado.

Le doy un beso y vuelvo a sonreir.

Que mala soy, mi tía Flor acaba de romperse la cadera y eso a mi me pone feliz.

¡Lo siento tía Flor!

- Mi madre se va unos días al pueblo, ahora mismo.

Brais sonríe me coge en brazos y da vueltas conmigo. Claro para él yo soy una pluma.

- Entonces hoy eres toda para mi. - Asiento y vuelvo a asentir. - buena esta tarde tengo partido de fútbol pero a partir de las ocho te quiero toda para mi.

- ¿Partido de fútbol? - me he perdido algún capitulo de la vida de Brais.

- Si fútbol, y hoy por primera vez - me mira a los ojos y sonríe- viste como tu también tienes mis primeras veces en algunas cosas - sonrío - mi novia me va a ir a ver a jugar y voy a marcar un gol solo por y para ella.

- Tortolitos, ¿estoy de sujetavelas?

Miramos a Lía, pobre ella nos aguanta todo esto es la única que sabe bien la rara relación que llevamos a escondidas.

- Oye Lía a tu novio le gustaba el fútbol, porque no vamos todos, así también estoy con ustedes.

- Me parece buena idea, pero espera que te soy mi regalo.

Me entrega un paquete y al abrir me encuentro con la colección del primer libro que me regaló y ya me leí, yo sonrío sabe que me gustó y le había dicho que ya me lo había terminado. Brais los coge y se pone a leer la descripción.

- ¡Uau! - dice asintiendo - ¿Te gusta la lectura erótica?

- Lía me regaló el primer libro, según ella para que me entrará ganas de tener sexo, y ya me lo terminé, y es una trilogía.

- ¿Tipo cincuenta sobras de grey? - Pregunta arqueando una ceja.

- No me lo he leído. - digo confusa.

- ¿Y las películas tampoco las viste? - sonríe y niego con la cabeza. - pues en una de las pelis hay una escena que me gustaría practicar contigo.

Lía se ríe a carcajadas yo me quedo con cara de gilipollas.

- Seguro que es la que la ata para follarsela. Brais asiente.

- ¡Brais! ¡Lía! - grito entre enfadada y nerviosa.

¿Atarme? ¿A donde? ¿A la cama?

Entonces Lía busca algo en su móvil y me lo enseña.

El tío le pone unas esposas en cada muñeca y con la otra parte en algo que tiene colgado en el techo, estoy mirando las escenas y no puedo quitarle ojo.

¿Dice que quiere hacerme eso?

¡Hazlo!

¡Qué morbo!

¡Calor!

Y solo de imaginármelo mojo mis bragas. Trago saliva y entonces noto como Brais me susurra al oído.

- ¿Quieres que te haga eso?

Y sin darme cuenta estoy asintiendo como el muñequito de Elvis Presley del coche.

Él sonríe y me da un pequeño mordisco en la oreja que me pone aún más y un beso en la mejilla.

Díez minutos después de haber quedado para el partido de esa tarde nos vamos.

- ¿A donde vamos? - pregunta Brais cuando ve que no vamos a su casa.

- A mi casa. - Brais arquea una ceja - mis padres se han ido y Brais te lo digo porque voy conduciendo y no voy a ver tu cara burlona, pero tengo ganas de jugar.

Brais se queda callado y cuando lo miro me está mirando con la boca abierta.

- Solo jugar, como hemos estado haciendo.

Noto su sonrisa, el asiente con su eterna sonrisa.