C16 Capítulo 16

Brais me coge en brazos y me apoya en la pared de la ducha, me besa, pero estos no son besos románticos, esto es erotico, morboso, siento sus dedos en mi vagina otra vez, me noto empapada.

- Esta vez pequeña, no será tan romántico, ni lento como hace un momento. Y estas tan apretada que no se si duraré mucho.

¡Morbo! ¡Calor! ¡Fuego! ¡Placer!

Entra en mi y de una sola estocada, gimo, grito y entra y sale con tal rapidez que no me da tiempo ni a respirar. Gimo, jadeo y grito de placer. Si me hubieran dicho que es sexo era así no hubiera esperado tanto. Noto sus manos en mis nalgas, siento sus dedos en mi ano y ahí se me disipa un poco el morbo que he estado sintiendo.

- Brais..

- Esto de aquí lo reservo para otro día, pero también será mío.

Dice con una voz erotica que hasta ganas de decirle hazlo ahora me entraron, pero no, creo que por el momento ese lado de mi cuerpo prefiero que se quede así.

Cuando vuelvo a sentir esa sensación y se que voy a llegar noto como Brais se quiere salir.

- Un poco más estoy llegando. - Le susurro tímidamente.

Brais sonríe, y eleva sus embestidas, he perdido la cuenta y entonces gritamos los dos, con tal intensidad que no me esperaba.

- ¡Joder! - Grito sonriendo

- ¡Mierda! - Grita él. - Supongo que si eras virgen tampoco te tomas ningún anticonceptivo.

- ¿Que? - digo arqueando una ceja.

- Es que no he podido parar, mañana te compro la pastilla del día después y compraré condones.

Me preocupa, claro, pero cuando llego a la habitación y veo la mancha de sangre de la cama ya no se que me preocupa más.

- ¿Qué es esto?

Estoy asustada y cuando me dirijo al baño a ver si me ha venido la regla Brais me abraza.

- Cariño, no es preocupante, esa es tu virginidad, ya no eres virgen y es normal que la primera vez sangres un poco.

Yo me quedo seria, y paralizada.

- ¿Te estás arrepintiendo?

- Nooo. Te lo pedí yo. Y me ha gustado. - sonrío tímidamente.

A los siguientes días me duelen las piernas, y lo que no es las piernas, Brais se ríe de mi y al tercer día le digo que tenemos que parar, porque ya los dolores no m dejan disfrutar.

- Dejame recuperarme. - le digo enfadada.

Cuando se lo cuento a Lía, casi hace el pino con las orejas de la felicidad y los demás me hacen la ola. ¡Qué exagerados son!

Y porfin llega el sábado y voy directa a casa, me quedo paralizada en la puerta, aun me espero encontrar a mamá sentada en el sillón viendo sus telenovelas, y aunque ante mis amigas y Brais me haga la fuerte por dentro estoy hecha mierda, hecho de menos a mi madre, y eso ya no tiene solución.

Abro la puerta y escucho la tele por un momento me nublo y penso en mi madre, mi corazón late tan fuerte que temo que me salga del pecho, miro las escaleras y viene Mathi bajando.

- Hola enano.

Nos abrazamos.

- Te hecho de menos Lu. - dice llorando.

- Enano, ¿porque no vas a mi piso? Sabes que puedes ir cada vez que te apetezca.

Entonces miro al salón y mi padre está sentando delante de la tele con una cerveza en la mano, solo son las diez de la mañana. Miro a mi hermano preocupada, y él asiente.

Me acerco al bueno de mi padre le abrazo por detrás y le doy un beso en su mejilla, hoy sin afeitar.

- Hola bichilla - dice triste.

Cojo la botella de su mano y veo cinco botellas más vacías encima de la mesa del salón, huelo en su aliento el alcohol.

- Papa, creo que ha llegado la hora de hablar los tres.

Mathi me mira, todos hechamos de menos a la gruñona de mi madre.

- Tu te fuiste de casa porque ne culpas bichilla y lo sé. - dice apenado

- Eso es mentira papá, me he ido porque mire donde mire la veo a ella, y la culpa que tengo de haberle mentido no se me va.

- Tu nunca nos has mentido. - Dice mi padre serio.

- Lo hice, y ya no quiero hacerlo más, llevo saliendo con Brais desde que llego, y os mentí, cuando mamá me lo preguntó le mentí y iba a contárselo, pero pasó lo de tía Flor y...

- Ya lo sabíamos, te vimos besarte con él un día a fuera, y como te abrazaba, y tu tenías un mejor humor, estuvimos pendientes a tus notas y no bajaron entonces los dos éramos felices por ti.

Mi madre lo sabía, sabía que le mentía y aún así sonreía cada vez que me veía, cuando le decía que iba con las chicas y me abrazada y me decía que me cuidara.

- Papa, no puedes seguir encerrado en casa, viendo telenovelas de mamá y tomando cerveza, la hechamos de menos los tres y los tres juntos tenemos que seguir, como familia recordando los buenos momentos, se acerca Navidad y los tres podríamos ir al pueblo con la tía Flor.

- ¿Y tu novio? ¿Porqué ya lo puedo llamar así no?

- Brais se va a su pueblo a pasar las navidades allí, además que antes que nadie están ustedes dos, Brais me gusta muchísimo, pero tu y tu - digo señalando a Mathi - siempre serán mi familia y como a ustedes no voy a querer a nadie.

Entonces mi padre sonríe, por primera vez desde ese fatídico día, Mathi me mira sonriendo y nos damos un abrazo los tres.

- ¿Te quedas hoy aquí y hacemos algo?

- He pensado, que mi padre se afeitara y se preparará y está tarde llevarlo a un partido de fútbol, juega Brais y quisiera ir a verlo.

Mi padre se va escaleras arriba y cuando vuelve, aunque está más delgado, es el hombre más guapo que he visto, ya se ha afeitado y peinado.

- Que guapo es mi padre carajos. - digo sonriendo.

Mi padre esboza una sonrisa y me abraza.

- Y mi hija es la más guapa.

Después de almorzar los tres salimos para el campo de fútbol no le he avisado a Brais que iba y quiero sorprenderlo.

Me encuentro con Uxía con otra chica fuera que me saluda, le dice a mi hermano y mi padre por donde ir a las gradas.

- ¡Ay Lu! - grita Uxia - Que no te he presentado a mi amiga, vino hace dos días de visita desde Galicia por su cumpleaños.

- Encantada. - digo sonriendo y dándole dos besos - Soy Luana pero llamame Lu.

- Yo soy Mirella.

¡¡¡IMPACTADA!!!

ENFADO

FURIA

Porque Brais no me lo ha contado.