C9 9
30 minutos más tarde.
Lavana, aún en su forma de loba, acababa de desmayarse. Ya no podía soportar la tortura de tener su pata asada, su cuerpo perforado por la vara de hierro y sus pies sometidos a cosquillas. Había llorado abundantemente e incluso intentó transformarse en humana, pero Pamela, a pesar de estar inconsciente, se resistía a soltar el control. Por lo tanto