C180 Noche de dicha
CIARA
Llegamos a un exclusivo restaurante privado, era el mejor de la ciudad que apenas unos pocos conseguían reservar. Mis ojos se abrieron de emoción porque aunque nunca lo demostró, este hombre ha estado prestando atención a la mayoría de mis gustos.
Me había reservado el asiento vacío cerca de la cristalera con las mejores vistas de la ciudad