C3 Nunca te sueltes

Ryan solo pudo observar cómo ella desaparecía de su vista después de lanzarle el documento, su rostro se fruncía en una mueca de desaprobación.

"No puedes forzarme a actuar en contra de mi voluntad. Lo siento, pero tus ridículas amenazas no me afectan..." Le había dicho antes de alejarse, marcando cada paso con firmeza.

Un gruñido sordo y profundo brotó de su garganta mientras cerraba el puño con fuerza, rechinando los dientes de ira. "¿Cómo se atreve?" murmuró para sí, casi en un susurro.

Estaba enfadado, no, estaba encolerizado, y sentía que su ira estaba a punto de desbordarse. ¿Cómo había cambiado la situación tan drásticamente en un instante?

¿Acaso no la había amenazado lo suficiente o quizás había excedido en sus amenazas? Ryan se preguntaba, sumido en la confusión.

Deseaba fervientemente poner fin a todo con ella, pero ella lo hacía parecer complicado, como si hubiera un gran problema, aunque él no lo veía así.

"¿Por qué intentar romper el contrato sin motivo a mitad de camino?" La voz de ella resonaba en sus oídos. ¿Qué más daba si él intentaba romper el contrato o no? A nadie le importaba, y a él menos.

"Es mi decisión, claro." Murmuró para sí mismo, mientras su mente turbia buscaba una estrategia para hacerla acceder a sus planes.

No podía esperar más, quería que ella se fuera lo antes posible. Se había casado con ella por contrato porque necesitaba una solución urgente, pero ahora que sentía que todo estaba resuelto, ¿ya no la necesitaba?

Después de varios minutos de lucha interna, no lograba encontrar ningún punto de apoyo. Ella no tenía ninguna debilidad que él conociera y con la que pudiera amenazarla, y no parecía dispuesta a ceder.

"¿Qué hacer con ella?" reflexionaba, pasándose los dedos por el cabello y desordenándolo aún más.

Ryan creía que si seguía insistiendo, ella podría pensar que no estaba hablando en serio. Para él, su persistencia sería la prueba de que sus intenciones eran serias desde el comienzo.

Al no encontrar una mejor estrategia, decidió apostar por esa sin dudarlo —total, no tenía por qué dudar.

*******

La noche se cerró más rápido de lo que esperaban y, tras varias horas, Ciara aún pensaba que él aparecería. Su ausencia la sorprendió; quizás se había ido a dormir o tal vez seguía en la sala, porque para Ryan era demasiado temprano para acostarse. Como un búho, él apenas dormía de noche y, cuando lo hacía, era por pocas horas.

Era una situación atípica y ella sentía que algo no cuadraba —el Ryan que ella conocía no la dejaría en paz tan fácilmente, a menos que consiguiera lo que quería de ella.

Por otro lado, Ciara, aunque lo esperaba, tampoco estaba dispuesta a acceder a su petición.

Aunque pareciera que la decisión dependía de él y no de ella, simplemente no podía permitir que él rompiera su acuerdo por razones que solo él conocía. Sin embargo, le preocupaba que él tuviera un as en la manga.

Apartando sus cavilaciones, decidió ir a buscarlo en la sala, pero para su sorpresa, estaba vacía y no había rastro de él.

En noches como esa, él solía servirse un vino, pero no había señal de su presencia. ¿Dónde podría haber ido? se preguntaba Ciara, mientras su mirada recorría el lugar.

"Tal vez se haya ido a su habitación...", pensó, con el impulso de ir a comprobarlo. No sabía por qué, pero sentía la necesidad de hacerlo.

Se encogió de hombros sutilmente; después de todo, no era mala idea. Justo cuando estaba a punto de volver sobre sus pasos, algo llamó su atención desde el rincón de su ojo izquierdo: el documento.

Yacía sobre la mesa del centro. No había forma de que estuviera ahí por sí solo, ya que recordaba haberlo arrojado a su cara y haberlo dejado plantado con furia cuando él no cesaba de amenazarla. ¿Quién hace algo así?

Prefería haber hecho trizas el documento delante de él, pero se contuvo a tiempo. Temía que él pudiera reaccionar de manera extrema, ya que es de aquellos que tienen un serio problema con la ira.

Caminando con paso firme hacia la mesa, lo tomó y decidió examinarlo de nuevo, pues sentía que no había comprendido su contenido en un principio —necesitaba asegurarse de que no se trataba de una broma o una amenaza sin fundamento.

Al revisarlo otra vez, Ciara se percató de que, sin importar cuántas veces lo leyera, seguiría sintiéndose impactada y confundida.

"¿Qué estaba pensando para llegar a la idea del divorcio?" murmuró, como si intentara descifrar sus pensamientos, como si él estuviera frente a ella.

Se sentía satisfecha con él porque había optado por ser considerado, prometiéndole parte de sus bienes como compensación por el divorcio.

Ciara sabía que esos "pocos bienes" mencionados equivalían a una fortuna, pero eso no la conmovía en lo más mínimo. No quería su dinero... deseaba algo más de él.

Puede que no suene correcto, pero para ella se sentía bien; no podía simplemente marcharse a medias y no porque él así lo quisiera.

Ciara nunca fue de las que se enamoran fácilmente de alguien, pero últimamente se había dado cuenta de que estaba cayendo rendida ante él, y no estaba dispuesta a soltarlo —no importa cuánto él lo intentara...