C11 Seguir con la vida

Después de comer, Sally y su hermano Jason se retiraron a la biblioteca.

"Dime cómo sucedió esto", le pidió ella, convencida de que hablar del asunto ayudaría considerablemente a aliviar el dolor que Jason sentía y le permitiría enfrentar sus demonios de frente, en lugar de tratar de evadirlos con el alcohol.

"La verdad es que no sé exactamente cómo comenzó. Lo único que sé es que de un momento a otro, Rebecca empezó a comportarse de manera extraña.

Probablemente fue culpa mía por consentirla demasiado y confiar en exceso en ambos. Más, incluso, de lo que confiaba en mí mismo.

A veces regresaba a casa inesperadamente para buscar algún archivo confidencial que había olvidado y los encontraba charlando y cenando, pero como él era mi mejor amigo y el padrino de nuestra boda, y sobre todo, por el amor que sentía por Rebecca y la confianza que depositaba en los dos, no me parecía mal.

En una ocasión le pregunté qué hacía en mi casa a esas horas, solo por curiosidad, ya que suponía que debería estar trabajando; después de todo, yo había intercedido para que lo contrataran en la empresa donde trabajaba. Pero él me dijo que no tenía que estar en la oficina hasta el mediodía y que había pasado a ver si yo estaba, pero al no encontrarme, decidió quedarse a hacerle compañía a Rebecca antes de regresar a su casa para prepararse para el trabajo.

Después de aquello, no volví a preguntarle. Les concedí total libertad sin imaginar que mantenían un romance a mis espaldas. ¡Oh, Dios! Qué iluso fui. Seguro se burlaron de mí", dijo, con la voz quebrada.

Sally le tocó las manos para consolarlo.

"Rebecca, que solía ser quien iniciaba la intimidad entre nosotros, y aún si yo lo hacía, respondía con pasión, de repente empezó a evitar cualquier acercamiento íntimo. Debí haberlo notado, pero ignoré todas las señales. Eran indicios claros de infidelidad, pero jamás lo sospeché. ¿Y por qué habría de hacerlo? Me aseguré de que nunca le faltara nada. Constantemente renovaba su guardarropa con la ropa más exclusiva y de moda de París y Londres."

Su cuenta jamás se vació.

Lo tenía todo: dinero, atención, una vida plena, amor, absolutamente todo. ¿Qué más podría desear una mujer?

Sally negaba con la cabeza, sin pronunciar palabra y manteniendo una expresión neutra. Quería que él se desahogara, que se liberara del veneno que lo consumía y que lo empujaba a refugiarse en la bebida.

"Pero en su carta", continuó él, "me dejó claro que esas habían sido las razones por las que se casó conmigo, pero que ahora había encontrado el amor, no con otro, sino con mi mejor amigo. ¿Cómo puede ser el amor tan despiadado?

El Dr. Manuel me dijo que debería sentirme afortunado de que no me eliminara para quedarse con el dinero para ella y su amante, o que no me hubiera engañado. Aseguró que era mejor así y que si conseguía sacarla de mi mente, pronto alguien más la ocuparía, y estaba convencido de que esa persona sería mucho mejor que Rebeca.

Pero el problema es, ¿cómo superar a Rebecca? La he amado toda mi vida con todo mi ser. Jamás podría amar a otra como la amé a ella.

¿Será porque no tuvimos hijos? Quizás, si hubiera un niño de por medio, ella nunca habría actuado así", dijo con una mirada de miseria hacia Sally.

Una vez más, Sally se llenó de furia hacia Rebecca y Terry. Su falsedad era indignante.

Estaba convencida de que Rebecca siempre lo había planeado todo. No quería las ataduras de un bebé. Un hijo habría arruinado su figura perfecta y la habría vinculado definitivamente a Jason. Lo que realmente deseaba era la seguridad que le proporcionaba su matrimonio con Jason y su riqueza, asegurándose de no carecer de nada en la vida.

Estaba segura de que Rebecca había sustraído muchas cosas que su hermano aún no había descubierto, porque en su embriaguez no se había tomado la molestia de investigar.

Sin embargo, eso era lo de menos. Lo crucial era asegurarse de que se pusiera en pie y dejara de sumirse en la autocompasión.

"Deja de flagelarte pensando en lo que pudo haber sido o no. Lo ocurrido, ocurrió, y es innegable que fue una crueldad inmensa hacer algo así a alguien, y más aún a ti. Pero yo soy de la idea de recoger los pedazos y continuar adelante, porque la vida sigue su curso, queramos o no, pensemos que se detendrá, pero no lo hará.

No tiene sentido que malgastes el resto de tu vida en lamentos y reproches. Quizás ahora no lo veas, pero ella no lo vale. No vale la pena que te destruyas por ella. Ella ha continuado con su vida y tú debes hacer lo mismo.

No quiero ser quien dice 'te lo advertí', pero expresé mi desaprobación hacia ella. Aun así, cuando insististe, consideré que si casarte con ella te hacía feliz, valía la pena intentarlo. Pero esta vez se ha pasado, rompiéndote el corazón, y pagará por ello. Sin embargo, le demostrarás que eres menos si te muestras quebrantado y mermado por el alcohol. Debes reponerte. Aún hay más por venir.

No creo que te agrade que te llamen cobarde, escondido en el armario desde que su esposa lo abandonó por no ser suficientemente hombre para enfrentar al mundo. Debe haber algo que oculta. Si es tan cobarde, no es de extrañar que su esposa haya elegido escaparse con un hombre mejor.

Ponte de pie como el hombre que eres. Intenta superarla a ella, tu dolor y su traición. No merecen ni tus lágrimas ni tu sufrimiento. Te estás haciendo un daño tremendo después de lo que ya te hicieron.

Retoma el control de tu negocio. Si la inactividad te lleva a la depresión, sumérgete en tu trabajo. Dedícate a él como nunca antes, pero no le des cabida a la depresión ni a la autocompasión. Es un desperdicio de tiempo y energía."

Ve al gimnasio. Conoce gente nueva. Encuentra nuevas parejas. Disfruta de la intimidad. Dedícate a actividades que te entretengan, que estimulen tu creatividad y que, además, sean beneficiosas para tu salud. No recurras al alcohol; es dañino para tu bienestar y podrías terminar arruinando todo aquello por lo que tanto has trabajado. Eso no hará que ella regrese y, aunque lo hiciera, ten por seguro que no sería por amor, sino con el fin de aniquilarte por completo. Retomaría la destrucción justo donde la dejó. Por lo tanto, actúa con inteligencia.