C20 Capítulo 20
Tragué saliva y no pude apartar la mirada de sus piernas. Eran tan rectas que podrían usarse para dibujar una línea perfecta.
No es de extrañar que la confundiera con un ángel o incluso con una diosa de cuentos de hadas.
Mi cuerpo reaccionó instintivamente, endureciéndose. Me invadió el impulso de acercarme, inclinarla sobre un árbol y poseerla apasionadamente bajo el resplandor de la luna