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"¿Qué quieres?" pregunté, y como siempre, él respondió con una sonrisa burlona. "A ti", dijo, y yo rodé los ojos.

"En tus sueños", contesté mientras tomaba mi bolso. Decidí que esperaría a Luca en otro lugar y me levanté para irme, pero él me agarró del brazo.

"¿Disfrutaste del espectáculo en el baño? Podría hacerte gritar igual que ella", comentó con su sonrisa de siempre.

Me solté de su agarre de inmediato.

"Mejor ve a hacer gritar a tu madre", le espeté, y su expresión se tornó sombría.

Alzó la mano como para golpearme y cerré los ojos, anticipando el dolor. Pero al no sentir nada tras unos instantes, abrí los ojos y vi que se había marchado.

Suspiré aliviada y en ese momento, Luca entró en el aula.

"¿Esperaste mucho?" me preguntó, y negué con la cabeza.

"No, me absorbió un libro", le dije, y él sonrió.

"¿Puedo verlo?" preguntó, y asentí mientras sacaba el libro para mostrárselo.

"Master Damien, esclavo sexual", leyó con las cejas arqueadas.

"Es una novela erótica", comenté, y él asintió.

Es la historia de una chica que su padre vendió a un amo despiadado que no dudaba en matar a las personas.

La transformó en su esclava sexual y la sometió a innumerables sufrimientos.

En un giro del destino, ella le salvó la vida interceptando una flecha destinada a él.

Desde ese momento, él cambió su actitud hacia ella y comenzó a tratarla con bondad.

"Estaba enfrascada en la lectura cuando Jaden me interrumpió", le expliqué, y él sonrió.

"¡Vaya! Parece muy interesante por lo que cuentas, me encantaría leerlo también", expresó.

"Te lo paso cuando termine", prometí.

"¿Así que Jaden te interrumpió? ¿Qué quería?" preguntó, y yo solté un suspiro.

"Lo vi teniendo sexo con una chica en el baño después de que salimos del jardín, y luego vino a preguntarme si había disfrutado del espectáculo, asegurando que me haría gritar como ella" expliqué, soltando el aire contenido.

"¿Quieres decir que lo viste en pleno acto?" me preguntó, y yo confirmé con un gesto.

"Jaden está loco", murmuró Luca, y no pude evitar reírme.

"Es aún más loco pensar que yo querría tener algo que ver con un donjuán de pacotilla", dije con irritación.

"Vámonos", propuso, y juntos abandonamos el aula camino a casa.

*

"¡Mamá!" exclamé al entrar en la casa. Pasé al salón y no había nadie.

Seguro está en la cocina, pensé, y al entrar la encontré revolviendo algo en una olla.

El aroma me envolvió y respiré hondo. Me acerqué sonriendo, la abracé por la cintura y apoyé mi cabeza en su cuello.

"Mi niña, ya volviste", dijo ella, y yo asentí con una sonrisa radiante.

"¿Cómo te fue en la escuela hoy?" preguntó, y suspiré al recordar el castigo que me esperaba mañana, y que se me había olvidado limpiar el baño mientras esperaba a Luca.

Tendría que hacerlo en el recreo de mañana y llegar al vestuario muy temprano para terminar antes de que llegara alguien más.

"La escuela estuvo genial, mamá", le respondí, prefiriendo no contarle lo sucedido para evitar que hablara con mi padre y terminaran sacándome del colegio.

Lo último que deseo ahora es cambiar de escuela, y no voy a hacerlo por Jayden, especialmente cuando amo mi escuela.

"Está bien, cariño, ve a refrescarte y descansa un poco. Mandaré a Mary a llamarte para la cena en cuanto termine", me dijo, y yo sonreí agradecida.

"¿Y papá?", pregunté.

"Fue a la casa de la manada para una reunión", respondió, y asentí antes de dirigirme a mi habitación.

Entré en mi habitación y lancé la mochila escolar sobre la cama, me despojé de mi ropa y me dirigí al baño para tomar una ducha.

Llené la bañera con agua y jabón, me sumergí en ella y suspiré aliviada al sentir cómo el agua acariciaba mi piel, tranquilizándome. Exhalé y me relajé disfrutando plenamente de la sensación.

Tras un rato, me puse de pie, me enjuagué y me envolví en una toalla. Salí del baño y abrí el armario para escoger unos shorts vaqueros oscuros y un top amarillo corto.

Los coloqué sobre la cama y tomé mi crema corporal de la mesa de tocador.

Aplicándome una cantidad generosa en las manos, las froté suavemente y extendí la crema por todo mi cuerpo, masajeándola para asegurarme de que cubría cada parte.

Escogí una ropa interior roja a juego, me la puse y me deslicé los shorts por las piernas.

Me puse el top amarillo, que dejaba mi ombligo al descubierto.

Tras cepillar mi cabello y recogerlo en un moño, me acosté en la cama y me quedé dormida poco a poco.

*

*

Descendí las escaleras después de que Mary me despertara diciendo que la comida estaba lista y que todos me esperaban.

Al entrar al comedor, saludé a mi padre, que ya había regresado de su reunión. "Buenas noches, papá", lo saludé y él me devolvió la sonrisa.

"¿Cómo estás, mi niña?" preguntó, y yo me sonrojé. Me encanta que mis padres me llamen "niña"; tienen muchos apodos cariñosos para mí, pero "niña" es mi favorito.

Soy la única hija y la menor de mi familia. Tengo dos hermanos que estudian en el extranjero: Mudy y Jerry.

Jerry es el mayor y Mudy es el hermano que me sigue. Jerry, mi hermano mayor, es un alma bondadosa que me adora, a diferencia de Mudy, que siempre busca pelea conmigo y puede ser muy molesto.

Con Mudy en casa, siempre es como un juego del gato y el ratón. A pesar de todo, me quiere.

Mi familia entera lo hace y estoy profundamente agradecida a la diosa de la Luna por bendecirme con una familia tan maravillosa.

Esbozé una sonrisa cuando mi madre puso más carne en mi plato. ¿Ven a lo que me refiero? ¡Jejeje! Únanse a mí mientras saboreo la deliciosa especialidad de mi madre.