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C13 Final

- Nunca quise obligarte a nada , siempre te ame muchísimo, aunque sabía también que un día te perdería. - me sonrió triste.

- solo necesito espacio estoy muy confundida .Pero no quiero que dejemos de hablar, tampoco quiero lastimarte.

- te entiendo sé que no eres mala persona, seas de esta versión o seas de la otra siempre confiaré en ti.

- no merezco tanto amor- susurré tomándole la mano.

- Mereces eso y mucho más , te daré tu espacio solo quería saber si estabas bien.

Se levantó aún con mi mano sosteniendolo, hasta que nos distanciamos. El se fue por la puerta y yo aún quedé sentado en aquel sillón, sintiendo su aroma y extrañandolo.

Pasaron varios días, sabía que mi jefe no me buscaría. Supuse que tal vez se haya comunicado con Ignacio, aunque un poco me decepciono no saber de el.

La curiosidad me pudo, así que un día aliste mis cosas y decidí ir a visitarlo. Una visita sorpresa sin que supiera, o más bien sin que me viera.

Mientras iba caminando en la misma cuadra que me dirigía cada mañana, mi corazón palpita muy fuerte. No sabían serían los nervios, sí era la emoción de volverlo a ver, o si era porque me iba a regañar por desaparecer el trabajo.

Me asome por una de las esquinas del vidrio, cuando lo ví atendiendo a algunos clientes. Me sentí verdaderamente nerviosa, cuando escuché una voz

-¿Va a entrar? - un hombre con vos grave me habló.

- Si.. digo no - lo mire aterrada con la idea de descubrirme.

- Si va a entrar - me giré lentamente asustada al ver a mi ex jefe parado frente a mi de brazos cruzados.

- ho..la- murmure despacio , ante su cara de desagrado.

-Hola puedes pasar.

Me senté en un sillón que había para esperar por delante del mostrador. Parecía una niña pequeña regañada, ante sus vistazos de enojo que me daba.

Cuando atendió todos los clientes , se acercó a mi con el ceño fruncido.

- Por fin te apareces , me dejaste con todos los clientes y encima tengo que hacer los encargos .

- Oh .

- ¿Donde estabas ?.

- Lo siento yo..

- Merecia aunque sea un aviso.

- No creí que te importaría.

- Pues si , me dejaste con trabajos por hacer y muchas responsabilidades obvio que me iba a importar.

- Pues te consigues otra empleada y ya - me encoji de hombros.

Se levantó aún más enojado y cerro la puerta con llave, girando el cartel de abierto a cerrado.

Di un salto en mi lugar cuando se acercó nuevamente.Rodo los ojos al ver mi reacción.

- Me dirás que mierda paso.

- Yo.

- Te escucho , prometo no reprochar.

- Estaba confundida , me fui a una casa que tengo . Quería despegarme de mi pasado y futuro ,estaba muy confundida .

- ¿Por eso me dejaste con todo el trabajo?

- Sentía que no podía más Gustavo, te quiero! Pero también siento algo por Ignacio .- suspiré - Nose si eso es posible pero mi corazón está dividido.

- Yo también te quiero .

- Entonces .. - quedé en shock al escucharlo - ¿Que?

- Que también te quiero - suspiro pesadamente y continuo - pero prefería ignorar ese sentimiento - miro hacia afuera con una amarga sonrisa - ¿Cómo no podría amar a la madre de mis hijas?

- En otra realidad - susurré.

- Lo que mierda sea - tomo mis manos - Te amo- me miro con una intensidad que desmoronó todas mis barreras.

Me besó tan tiernamente y a la vez con un deseo oculto. No pude evitar rodearlo con mis brazos para pegarlo más a mi.

Sentia la necesidad de que fuéramos uno solo. Pero me alejé rápidamente, me levanté abrir la puerta y me salí. Estaba confundida, más de lo que estaba.

Comencé a manejar en el auto, hasta llegar a mi casa.Abrace fuertemente mi almohada , giré mirando hacia el blanco techo.

Suspiré pesadamente, me sentía extraña mente cansada. Un profundo dolor en el vientre me despertó de mis pensamientos .

Sorprendida porque ninguna de mis embarazada ya tenía un dolor tan fuerte. Quise girarme para levantarme, Pero lo único que logre fue un grito de dolor. Mi respiración comenzó a volverse agitada, mis latidos se aceleraron. Un sollozo tembloroso escapó de lo profundo de mi garganta.

Estaba sola no tenía a nadie con quién recurrir. Sentí que mi idea de alejarme de todo fue una estupidez. Pensé los niños que tenía en el vientre si no solo en mis pensamientos y sentimientos.

Intenté con todas mis fuerzas sentarme, porque el teléfono estaba sobre la mesita de luz. A pesar de muchos intentos no lograba sentarme, cuando un hilo de sangre se asomó en mis piernas.

Desesperada seguir llorando pero pude inclinarme en la cama y levantarme.

Aquí está mi estaba cerrando y sin darme cuenta me desmayé. No sin antes puede haber tomado el teléfono y marcarle a Gustavo.

Estaba en un lugar donde podía ver claramente dos pantallas. Una de las pantallas podía ver el embarazo de Camila, vivió comiendo, durmiendo. Estaba con unos kilitos de más, pesar de eso mi marido me decía que estaba hermosa. Camila nació cuando estaba de 38 semanas de embarazo. Había roto bolsa y me tuvieron que internar de urgencia.

Cuando vi su carita fue lo más bonito que bien la vida, sus ojitos eran negros y su tes morena. Nunca olvidaré el día en que agarraron mi dedo con su pequeño humano. Será la bebé más tranquila a medida que iba creciendo se quedó en su huevito sola y sonriendo. Entras yo atendió un quiosco y se les olvida todos los clientes que se asomaban.

Y la otra pantalla pude ver además el embarazo fue un poco complicado. No tenía hambre ,no quería comer nada tenía asco a las comidas. Y antes del parto dos semanas estuve con contracciones , antes de nacer fui al hospital pero me enviaron de vuelta. Ella nació en la casa, mi marido la recibió apenas salió de mí.

Emma cuándo nació era una bebé bastante dependiente, quería estar en brazos todo el tiempo. Era muy apegada a mí como mamá, estaba completamente enamorado de sus cabellos rubios, oye nacido sin cejas y pestañas con ojos claros. Ella era idéntica a su papá.

....,.......

Gustavo Ignacio fueron corriendo en el hospital e iban en el ambulancia junto a Giss. Cuándo llegaron a la sala intentaron reanimarla porque cuando llegó su pulso estaba débil, se les había dado una pequeña esperanza porque había vuelto a respirar.

Cuando ambos tomaron su mano atragantados en llanto , ella abrió un poco los ojos sonriendo. Pero el agarre de su mano se debilitó para siempre en esa realidad.

Aleta.

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