C16 016
JULIA
En silencio, maldije al hombre que inventó el Entrenador de Esclavas y lo condené al infierno. Tenía que ser obra de un hombre, crear un aparato que mantuviera a una mujer al filo del orgasmo sin permitirle alcanzar el alivio. Sería como conectar el miembro de un hombre a una máquina de ordeñe automática y programarla para que no parara hasta obtener un galón de semen